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Joven mexicano en casa para Acción de Gracias

Joven mexicano en casa para Acción de Gracias


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Néstor Guzmán se acercó al Lago Michigan el primer domingo de julio, asombrado por su belleza esa noche de verano.

Fue el primer viaje del joven de 24 años al lago. Un mes antes, se había mudado a Grand Rapids desde México para estar son su familia.

Estaba nadando cerca de Holland, deseoso de pasar una buena noche con sus amigos en la playa.

Entonces las olas lo arrastraron cuando llegó a la orilla. Supo de inmediato que había sucedido algo malo

Recordó lo fría que la había parecido el agua. ¿Era por eso que no podía mover los brazos y las piernas?

La gente comenzó a acercársele desde la playa Tunnel Park. Le hablaban rápido, diciéndole que se parara. Pero él no podía. Entonces comenzaron a gritarle. Pero a pesar de un gran esfuerzo, el cuerpo no le respondía.

"Dije en español: Auxilio", recordó Guzmán recientemente al periódico Grand Rapids Press (HTTP://BIT.LY/17KUXUJ ). "No sentí dolor alguno. Nunca sentí miedo. Sólo pensaba por qué no podía mover el cuerpo"

Un amigo de la familia lo cargó y lo llevó a la playa, mientras respiraba con rapidez. Nunca perdió el conocimiento.

Cuatro meses después, Guzmán no teme hablar del 7 de julio de 2013, el día que su vida cambió. El joven está paralizado de los hombros para abajo, su vida cambiada en un momento.

"Vine a este país buscando un empleo, una mejor vida en el futuro", dijo Guzmán, quien planea proponer matrimonio en diciembre a su novia de mucho tiempo en México.

"Encontré esto", dijo desde la silla de ruedas, con las manos inmóviles en los apoyabrazos. De vez en cuando, su madre, Silvia, se inclina para colocarle bien las gafas en la nariz. Siempre está con él.

Pero la historia de Guzmán no es de tristeza. No quiere que le tengan pena. El no es ese tipo de persona, ni la clase de familia que tiene.

La familia de Guzmán desea compartir su historia debido a la determinación del joven para superar sus retos. Y debido a las muchas personas que ya ha inspirado.

"Lo trajimos aquí (a Estados Unidos) para que conociera la cultura", dijo su hermano mayor, Roberto Guzmán, quien logró salir adelante en este país hace unos 13 años. "Es el plan de todos los inmigrantes que vienen a este país, cambiar el curso de sus sueños".

Néstor Guzmán consiguió un empleo en la manufactura la primera semana de junio, sólo tres días después de llegar a Grand Rapids desde México, y se mudó con su hermano y sus padres. Trabajaba en la misma planta que sus padres, empacando medicinas, y trabajaba duro, dijo su hermano.

Néstor mostró interés en el trabajo mecánico y de mantenimiento, y pronto consiguió un empleo en ese campo en la misma compañía. Había tomado clases de mecánica en México y trataba en encontrar una forma de aplicar sus conocimientos. Debía comenzar su nuevo empleo el día siguiente del accidente.

Roberto Guzmán, de 38 años, es chofer de un camión de la cadena de tiendas Spartan Stores desde hace casi 13 años. Fue el primero de la familia en llegar a Estados Unidos, cuando Néstor tenía sólo 2 años.

"Estaba muy contento por él", dijo Roberto Guzmán de su hermano menor. "Le dije: `Si trabajas duro y no te metes en problemas, vas a salir adelante' ".

Roberto Guzmán iba manejando un camión cerca de Flint cuando recibió la llamada de un amigo para decirle que Néstor se había lesionado. Cuando llegó a Grand Rapids, su hermano estaba en la sala de operaciones del Hospital Spectrum Health Butterworth.

Un médico le dio la noticia: Néstor se había fracturado la columna vertebral entre la cuarta y quinta vértebra, no podía moverse y estaba conectado a un respirador.

"No lo podía creer. Pensé que me iba a desmayar", dijo Roberto Guzmán.

Néstor Guzmán pasó cinco semanas en el hospital y varias más en una instalación de cuidados a largo plazo. Finalmente comenzó a respirar por sí mismo. La familia vio que la recuperación era posible.

Entonces encontró un lugar en el Hospital de Rehabilitación Mary Free Bed el 29 de agosto. De muchas maneras, allí fue cuando comenzó su nueva vida.

El médico de Guzmán, el Dr. Sam Ho, director del Programa de Rehabilitación de la Columna Vertebral de Mary Free Bed, comenzó a tratarlo cuando todavía estaba conectado al respirador.

Las lesiones de la columna vertebral están entre las tres peores para los sobrevivientes de un accidente, dijo Ho, pero su actitud no lo refleja. Ho habló de Guzmán un día reciente después de tratarlo durante más de cinco semanas, tiempo suficiente para trabar amistad.

Aunque Guzmán no puede mover los brazos y las piernas, no ha perdido su buen carácter y personalidad divertida.

"Es una persona increíble", dijo Ho. "Su lesión ciertamente no le ha afectado el espíritu".

Guzmán aprendió a operar una silla de ruedas con los movimientos de la cabeza. Todas las noches en Mary Free Bed, iba en su silla de ruedas por toda la sala, deteniéndose a visitar a cada paciente y saludarlo.

El traductor J. Marcos Guerrero trabajó con Guzmán desde que llegó a Mary Free Bed.

A las cinco semanas, ya había aprendido lo suficiente para mantener una conversación en inglés. Los dos leían libros por las noches para que Guzmán mejorara su inglés.

Guzmán también aprendió a manejar una computadora portátil y a navegar por internet con una tecnología especial adaptada a su discapacidad. Un punto adhesivo que tiene en sus gafas hace las veces de sensor acoplado electrónicamente con un dispositivo en la computadora.

Los movimientos de la cabeza le permiten controlar el cursor y escribir con lentitud. También puede usar un sistema de dictado.

Guzmán planea continuar sus estudios, posiblemente para ser intérprete.

El 7 de noviembre, Guzmán salió de Mary Free Bed para ir a casa por primera vez desde el accidente, exactamente cuatro meses antes.

Las enfermeras se reunieron alrededor de su silla de ruedas en el pasillo mientras Guzmán sonreía. "Por favor, no lloren", les dijo.

Pero él también trató de controlar sus emociones. Aquí, en este lugar, la gente lo comprendía. Celebraban sus victorias y lo animaban ante las adversidades. Se convirtieron en una segunda familia, nacida del amor y el dolor.

Pero ahora está de nuevo en casa, justo antes de Acción de Gracias. Sus dos hermanas, que viven en México, planean visitarlo.

Es la primera fecha importante que la familia pasa junta desde que Néstor tenía 2 años en México.

Las cosas son diferentes, no cabe duda. Como familia, conocen los retos que quedan por delante. Pero por ahora dejarán a un lado la presión de los días en el hospital y simplemente disfrutarán del tiempo que puedan pasar juntos en casa.

"Lo bueno es que todos estamos aquí como familia", dijo Roberto Guzmán. "Estamos contentos. Todos estamos juntos".

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Associated Press

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