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Los olvidados pastores

Los olvidados pastores


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En completo aislamiento pasan las horas, días, meses y hasta años en los que su único contacto con el mundo exterior es la visita de su patrón. Visita que si están de suerte reciben cada mes. Se trata de los que cuidan los rebaños de las ovejas, quienes se encuentran en las altiplanicies de Utah durante el verano para mantener las ovejas frescas y en el invierno son trasladados ya sea fuera del Estado o a los valles en donde las ovejas no sufran tanto por el frío. No cuentan con un día festivo, ni un fin de semana de descanso. El trabajo de los incansables ovejeros es velar por el bienestar de las ovejas las 24 horas del día, los siete días de la semana. Estos personajes en su mayoría son peruanos, que son traídos con contratos, que en la gran mayoría ni entienden o nunca se cumplen por parte de sus patrones. Llegan a lugares inhóspitos, en donde no tienen un baño ni una bañera, son colocados en una casa móvil que en muchas ocasiones no reúne los mínimos requisitos de una vivienda. Vivencia OKespañol ha tenido la oportunidad de visitar varios de los ranchos en donde se encuentran algunos ovejeros, y ha podido constatar las condiciones inhumanas en las que ellos se encuentran. Para proteger la identidad de los entrevistados, se están usando seudónimos. Mauricio tiene casi 40 años de edad. Ha trabajado toda su vida en el cuidado de las ovejas, tarea que aprendió de su padre, la cual fue heredada por tradición de sus antepasados. En Perú, escuchó la oportunidad que tenía de venir a los Estados Unidos y desempeñarse en el mismo trabajo, que siempre había realizado. "La manera como me lo planearon, era una oportunidad única, con la que iba poder salir de la pobreza. Mi familia y yo no lo pensamos mucho, ya que era un regalo de los cielos", comenta nervioso Mauricio. Los primeros contratos no tuvieron ningún inconveniente. Cada año iba a Perú a visitar a su familia, y le renovaban el contrato sin problema. A pesar de la soledad en que vivía, la aceptaba porque sabía que en unos años más, sus hijos iban a asistir finalmente a una escuela y podrían obtener la educación que él siempre había deseado, pero que nunca tuvo la oportunidad. Recalca con gran nostalgia que "siempre esperaba con gran anhelo el momento en que podía ir a ver a mi esposa y a mis hijitos, quienes cada vez se hacían más grandes". Esclavitud Hace cinco años, Mauricio comenzó un nuevo contrato. La firma que lo contrató está radicada en California y aparentemente son los proveedores de pastores, para la región de Utah. Cuando llegó, le quitaron su pasaporte y le dijeron que se lo entregarían cuando fuera a viajar de regreso y que cada año le renovarían el contrato, al tiempo que le renovaran la visa. Los años han pasado y Mauricio no tiene un nuevo contrato, mucho menos su pasaporte y como consecuencia lleva cinco años, sin visitar a su familia. "Cada semana hablo con ellos por teléfono. Afortunadamente tengo un celular y pude hacer los trámites cuando fui a la ciudad, para conseguir unas tarjetas que me sirven para llamar por teléfono", agrega con gran tristeza. Pero Mauricio, no puede viajar a su país porque si se va, no tiene como regresar. Ya no tiene una visa vigente, está trabajando como indocumentado a expensas de su patrón. Hay días que se sienta a ver el atardecer y trata de imaginarse a sus hijos, que son cuatro. Algunos de ellos, ya están alcanzando la adolescencia y piensa lo solos que se deben estar sintiendo al no tener su apoyo, su consejo de padre que los ayude en esa etapa tan difícil. "Pero no me animo a ir, porque sé que no puedo volver y lo que yo gano es todo lo que ellos tienen para vivir", enfatiza. Con una mirada muy triste que se dirige hacia el horizonte, Mauricio sigue relatando su historia. Tiene miedo de hablar, tiene miedo de ser identificado porque eso significaría perder su trabajo. Aunque no lo expresó claramente, manifestó ser victima de un patrón que lo tiene en la más absoluta esclavitud, con la diferencia que tiene una pequeña recompensa monetaria. "Pago que no veo, porque el patrón solo me trae unos cuantos dólares que los he ahorrado, para poderme comprar un generador y una pequeña televisión y así entretenerme por las noches", sigue comentando el pastor. "La gran mayoría de mi pago, el patrón mismo hace el giro a Perú a mi familia y con eso viven ellos allá". Lo que significa, que él nunca ha tenido en sus manos un pago completo. Seguro de salud Otra incongruencia que OKespañol encontró con el contrato de Mauricio, es que a él le ofrecieron un seguro de salud. Sin embargo, en una ocasión que necesitó acudir al médico porque una culebra lo mordió, se dio cuenta que el seguro que tenía era Medicaid, que es un seguro del Estado para los necesitados. "Me pregunto, ¿Cómo obtuve ese seguro? Mi respuesta, no lo sé". Ese fue el seguro que recibí". Salario Uno de las preocupaciones que tiene Mauricio es la de su salario. Lo que lleva trabajando en los Estados Unidos desde la primera vez que vino, hace casi 10 años, no ha aumentado. Actualmente recibe $750 dólares al mes, por un trabajo especializado que no tiene horario. "No tengo derecho a horas extras ni a feriados. De vez en cuando, un domingo cuando estoy cerca con el rebaño voy a uno de los pueblos, me doy una pasada y rápidamente regreso", afirma el ovejero. Otros entrevistados, se quejaron también de las condiciones inhumanas en que ellos viven. Algunos se quejaron que muchas veces han tenido que racionar los alimentos, porque el patrón no llega a tiempo a donde ellos se encuentran aislados. Lo mismo sucede con el agua. Si el patrón no les provee el agua potable, en algunas ocasiones tienen que acercarse a donde beben las ovejas, para poder tener un poco de agua para cocinar o asearse. Otra queja que tienen es que no tienen un baño. Generalmente, les toca ir a un lugar alejado de donde tienen la casa rodante, para sus necesidades elementales. Intervención gubernamental Aunque los trabajadores del campo están protegidos por las regulaciones que los contratos ofrecen, son muy pocos los patronos que en realidad cumplen con las promesas que hacen, por medio de los contratos. En visita a Utah de Harold Forsyth, embajador del Perú en los Estados Unidos, OKespañol le preguntó sobre lo que el Gobierno Peruano está haciendo para remediar la situación de los pastores peruanos en los Estados Unidos y contestó que ellos están conscientes de los problemas que sus conciudadanos viven y que precisamente en el mes de noviembre se estaban reuniendo con entidades federales, para encontrar una solución. Hasta el momento, se sabe que se han estado reuniendo, pero aún no se tiene ningún acuerdo y al parecer, no es algo que se pueda resolver muy pronto. Mientras tanto, de acuerdo con información otorgada por Alfredo Laguna, de Legal Services de Utah, el Consulado Honorario del Perú en Salt Lake City, organizó un evento en donde miembros de la comunidad pudieron hacer donaciones de elementos básicos, los cuales serán llevados a los ovejeros en los próximos días. $750 Salario mensual de un pastor 24/7 Horario de trabajo. Sin derecho a reemplazo o festivos. Cecilia Skinner is the Community Editor and investigative reporter for OKespañol a Spanish publication of Deseret Media. She has more than 20 years of experience writing and editing in Spanish. She focuses on education, health and immigration.

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