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Corey Moore, de Cedar Hills, dice que por algún motivo a su hijo de ocho años, Kyle, le gusta usar el mismo atuendo todos los días. A veces, esa ropa termina con manchas y lágrimas. Conforme se aproxima el nuevo año escolar, Moore se pregunta, cómo podría lograr que su hijo se vistiera de forma presentable todos los días, sin una pelea de por medio. Es uno de los muchos desafíos que enfrentan los padres, cuando comienza la escuela cada otoño. Los padres sugieren diferentes métodos para abordar la transición del verano a la escuela, y hacer que los niños se preparen para un año escolar exitoso. Moore solucionó el problema de la repetición de ropa de su hijo, mediante el consejo de una maestra experimentada que vive en su vecindario: usa contratos. Esos contratos establecen un patrón de conducta que sus hijos siguen, y los recompensan, cuando cumplen con lo pautado. En el caso de su hijo Kyle, el contrato que planteó Moore establece que no puede usar ropa manchada, ni la misma ropa más de una vez por semana. Si respeta el contrato, el niño obtiene una recompensa. Si lo viola, no se le otorga la recompensa. “Ahora los padres no son los malos”, dijo Moore, “sino que todo pasa por el contrato.” Moore planea un nuevo contrato, para los tres de sus cuatro hijos varones que van a la escuela. Hará todo lo posible por incluir lo que considere que puede convertirse en un problema, entre otras cosas, levantarse a tiempo y hacer la tarea. Cada vez que sus hijos cumplan con una de las pautas de sus respectivos contratos, ganan puntos. Moore lleva el puntaje en una hoja de papel que adhiere al refrigerador, y una vez al mes la familia realiza una subasta. Moore compra dulces y juguetes en la tienda, y sus hijos pueden “comprarlos” con los puntos que han obtenido por buen comportamiento. Moore señaló, que la mayor ventaja de los contratos es, en su opinión, que hace que sus hijos se hagan responsables de su conducta. “Saben que si no cumplen (las pautas del contrato), no obtendrán la recompensa”, declaró. “Ahora no tengo que insistir constantemente en que hagan lo que deben hacer.” Moore, también proporciona agendas a sus hijos –hasta en la escuela primaria- para que puedan anotar lo que tienen que hacer cada día. Las agendas y el sistema de contratos, dijo, la han ayudado a no ser una “madre helicóptero”, que siempre está encima de sus hijos, recordándoles lo que tienen que hacer a continuación. “Una vez que saben lo que deben hacer, ellos son los responsables y yo no tengo que preocuparme”, dijo. También, reconoce la importancia de permitir que en ocasiones sus hijos tengan deslices. Si un día olvidan el almuerzo, sufrirán las consecuencias y será menos probable que vuelvan a hacerlo. También, admite que para ellos es mejor cometer errores ahora que son pequeños, y las consecuencias son menores. Jay, el hijo de cinco años de Moore, comenzará el kindergarten en otoño. Como es la primera vez que irá a la escuela, Moore planea llevarlo a la escuela primaria unos días antes de que comiencen las clases, para enseñarle el lugar. Señaló que eso le ayudará a ver que la escuela es un lugar divertido y seguro, donde puede sentirse cómodo. Debra Hale, de San Jose, California, tiene dos hijos, una niña y un varón, para los cuales la escuela es algo relativamente nuevo. Dijo que trata de que tengan una rutina liviana las primeras semanas, dado que una nueva actividad escolar puede resultar agotadora, luego de una rutina estival más laxa. Unas semanas antes de que comiencen las clases, Hale empieza a ayudarlos a volver a la rutina de irse a dormir y levantarse más temprano, envasar sus almuerzos escolares y leer más. De todos modos, indicó, una vez que comiencen las clases van a estar algo lentos, pero los padres deben establecer una rutina, una hora y un lugar para hacer la tarea, y no recargar la agenda hasta que estén adaptados. La trabajadora social, Janet Lehman subió a empoweringparents.com algunos consejos, sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a tener éxito en el nuevo año escolar, sobre todo si han tenido problemas en el pasado. Lehman recomienda, organizar una reunión familiar y decidir formalmente como grupo qué cosas hay que mejorar en el año escolar. Aconseja a los padres ser realistas, específicos y manifestar sus expectativas en relación con una mejora. Una vez que comienza el año escolar, Lehman recomienda a los padres pedir ayuda, a quienes trabajan en la escuela de sus hijos y recordar que nunca es tarde, para cambiar e introducir una estructura en la vida de los hijos. “No hay que olvidar que se hace la transición al año escolar junto con los hijos”, escribió. “Hay que tratar de no hacerlo solos. Hablen con su cónyuge, y aborden el tema como un equipo. Si se trata de un hogar uniparental, hay que hablar con otros padres, con familiares y amigos. No hay que exigirse demasiado y deben reducirse las expectativas de que hay que solucionarlo todo. Hay que tratar de decir: ‘Si el año pasado fue terrible, este año será mejor. Tal vez no sea perfecto, pero puede ser mejor.’” Michelle Garrett
