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El momento clave de “La era del hielo 4: La deriva continental” –el giro argumental del que depende toda la trama- separa literalmente a una familia. Cuando un volumen gigantesco de tierra se separa bruscamente en varios continentes más pequeños, Manny, el mamut lanudo termina parado arriba de un iceberg que se desprendió de la tierra firme. El problema es que Ellie y Peaches –la pareja mamut de Manny y la hija adolescente, respectivamente- quedan en la masa continental. Manny y Ellie de inmediato se acercan una a la otra, entrelazando sus trompas para frenar la separación inminente. Pero enseguida se deslizan cada uno por su lado, y Manny comienza a irse rápidamente a la deriva. Justo antes de alejarse quedando fuera del alcance del oído, Manny brama en dirección Ellie y a Peaches: “¡Las encontraré, no importa cuánto tiempo me lleve!”. A partir de ese momento, Manny pasa el resto de la película trabajando para reunir a su familia. Una película animada para niños parecería el lugar perfecto para describir y analizar, las relaciones progenitor-hijo que definen en gran medida las vidas de los chicos, pero la realidad cuenta una historia diferente: los fuertes lazos familiares que unen a Manny y Ellie con su hija Peaches, no son tan comunes como se cree. Esto se debe, remontándonos siglos atrás, en la tradición narrativa de las fábulas, a que la presencia reducida o la ausencia total de figuras paternas es un método probado, para sumergir emocionalmente a los niños en las historias. Narrar cuentos a los niños Pruebe este ejercicio de reflexión, para ver cómo le sienta: piense en su película de Pixar favorita, y luego pregúntese, si los principales protagonistas del filme entablan algún tipo de interacción padre-hijo que sea significativa. Buzz Lightyear y Sherriff Woody (la trilogía de “Toy Story”), por ejemplo, no están apegados a padres o hijos propios. Lo mismo sucede con Lightning McQueen (“Cars”), el tuerto Mike Wazowski (“Monsters Inc.”), y el personaje que da el título a “Wall-E”. Obviamente, hay una interacción padre-hijo significativa en “Buscando a Nemo”, “Los Increíbles” y la más reciente “Brave” de Pixar. Pero la mayoría de las veces, las películas animadas para niños carecen del tipo de familia nuclear que se presenta, en “Deriva Continental”. Kelly Looski, director del programa de animación de BYU y veterano de la industria de la animación que trabajó en lugares como Disney y Pixar, considera que hay una explicación viable para esta tendencia, que es en realidad bastante directa y está arraigada en la tradición de la narración de fábulas. “Existe una idea que se inscribe dentro del concepto que hay detrás de las fábulas, la mitología y la mayor parte de la literatura infantil: buena parte de la literatura infantil se basa en los miedos que tienen los niños”, explicó Loosli. “Los niños en su mayoría atraviesan una etapa, en la que los asusta pensar ‘¿Qué me pasaría si mamá y papá murieran?’ Y muchas fábulas parten de esa idea... “Hasta tal punto, que las películas clásicas de Disney se centran en la pérdida de la familia o la pérdida de un miembro de la familia o algo similar, porque esos son los temas centrales para los niños. Es una forma de expresar y representar los miedos de los niños, a través de la animación, porque la animación es una forma agradable de mostrar cosas difíciles, pero de una manera objetiva, que asusta menos”. Loosli afirma de manera contundente que la frecuente ausencia de familias nucleares de la animación infantil, no es una especie de conspiración de Hollywood en contra de la familia. “A muchos, les gusta creer a veces que Hollywood quiere arruinar nuestra moral”, dijo. “Eso no significa que algunas películas no tengan objetivos claros, pero son pocas y muy espaciadas. En realidad es un negocio –quieren ganar dinero, y van a hacer cualquier cosa que crean, que puede darles dinero. Todavía resulta algo novedoso La primera película de “La era del hielo” llegó a los cines en 2002, recaudó US$176 millones en los Estados Unidos, y US$207 millones a nivel internacional. La recaudación de la taquilla local para “La Era del hielo: el derretimiento” (2006) y “La era del hielo: origen de los dinosaurios” (2009) estuvo muy cerca de la primera película de “La era del hielo” –pero la segunda y la tercera dieron un salto internacionalmente, hasta recaudar US$460 millones y US$690 millones respectivamente. Century Fox encontró por fin, la gallina de los huevos de oro. Sin embargo, para que los argumentos siguieran siendo novedosos y frescos en una cuarta película, Fox necesitaba introducir material nuevo en su franquicia de “La era del hielo”. Y con un grupo de flamantes personajes que interpretan papeles significativos en el viaje, profundamente emocional de Manny, “Deriva continental” vuelve a fortalecer satisfactoriamente la franquicia. Aunque, el triángulo Manny-Ellie-Peaches constituye la dinámica familiar que más se presenta a lo largo de todo “Deriva continental”, una parte considerable de la historia, también enfrenta la relación entre Sid el perezoso y su Granny, la abuela sin dientes, olvidadiza y obstinada. Cuando los familiares de Sid dejan a Granny a su cuidado, porque están cansados de buscarla cada vez que se va a deambular, Sid y Granny establecen un vínculo afectivo, después de darse cuenta de que son un par de perezosos que esencialmente fueron dejados de lado, por los padres de Sid. La voz ágil de Wanda Sykes respira chispa y vitalidad en Granny, pero estaperezosa hembra encanecida no es el único personaje nuevo que contribuye a que “Deriva continental” resulte divertida y satisfactoria. Algunas felices incorporaciones al elenco son, el Captain Gutt (Peter Drinklage), un orangután violento e iracundo que imagina ser un capitán pirata, y la tigresa diente de sable (Jennifer Lopez). “La era del hielo: deriva continental” tiene una calificación para mayores de 13 años, el humor grosero, y las escenas de acción/peligro que presenta.