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Angie compartió una historia con anonymousthankyous.com de cuando su hija no podía respirar. Ella no sabía lo que estaba pasando, pero alguien vino en su ayuda.
Esto es lo que dijo Angie:
"El entrenador de fútbol de mi hija le sacó del juego justo después de su inicio y me hizo señas para que me acercara. Me preguntaba qué estaba pasando. Cuando llegué a mi hija, el entrenador y otro hombre la tenían tendida en el suelo. Ella estaba de color gris y tenía la cara y las manos muy hinchadas.
"Con una voz ronca ella me miró y me dijo: 'No puedo respirar". Al instante me abrazó y le dije que tratara de mantener la calma. No tenía idea de lo que estaba pasando, pero yo sabía que estaba en problemas. Otro hombre, vistiendo una camisa de color púrpura, se acercó y dijo que ella estaba teniendo una reacción alérgica y estaba en estado de shock anafiláctico.
"Sacó una epi-pen de su hija (milagro Nº 1) y se la entregó a otro hombre que justo esaba allí y era un EMT (milagro Nº 2), quien rápidamente le puso la inyección en el muslo. Mi hija se recuperó por un momento y luego volvió a entrar en shock. Su respiración se volvió distante y ella cayó inconsciente en mis brazos, justo en ese momento llegó la ambulancia.
"Rápidamente nos metimos en la parte trasera de la ambulancia y yo vi como otros dos hombres luchaban para salvar la vida de mi hija. Recuerdo vívidamente al EMT luchando para tratar de ponerle un IV (suero), en ese momento uno de ellos rezó. En el siguiente intento la aguja estaba en una de sus venas (milagro Nº 3).
"Los técnicos de emergencias médicas se quedaron a mi lado mientras llegamos al hospital. Vimos como las enfermeras y los médicos se pusieron a trabajar para salvar la vida de mi hija.
"Mi hermosa hija tiene ahora 16 años y goza de su vida gracias a las muchas amorosas manos que ayudaron a salvar su vida. Un agradecimiento especial a todos los que ayudaron, especialmente el hombre de la camisa púrpura.
"Los técnicos de emergencias médicas y los médicos me informaron que mi hija nunca lo habría logrado si ella no hubiera recibido la primer inyección de epi por parte de ese extraño vistiendo la camisa púrpura. Cada día hay milagros en la vida; sólo tenemos que optar por verlos".
