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La historia de mujeres traídas de Latinoamérica ilegalmente convertidas en 'esclavas sexuales'

La historia de mujeres traídas de Latinoamérica ilegalmente convertidas en 'esclavas sexuales'


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NUEVA YORK (AP) — Claudia notó que algo no iba bien cuando su novio la forzó a ir a una tienda de lencería el mismo día que llegaron a Queens, Nueva York, después de haber cruzado ilegalmente la frontera desde México.

"Ya tienes trabajo", le dijo después su compañero, un mexicano de Tenancingo que la había convencido de que se fuera con él a Estados Unidos y de quien nunca sospechó que la iba a forzar a prostituirse al llegar.

Las siguientes horas de ese día de 1999 fueron una pesadilla: Claudia se encontró en una casa de la avenida Roosevelt de Queens con otras 13 mujeres que le enseñaron cómo colocar un preservativo al poco de conocerla. A la mañana siguiente, y tras haber estado con al menos dos docenas de hombres, su novio le preguntó cuánto dinero había ganado. "Ya te irás acostumbrando, no te preocupes", le dijo.

Claudia, quien ofreció un nombre falso a The Associated Press para proteger su identidad, sufrió la misma odisea que cientos de mujeres víctimas de tráfico sexual tras ser traídas principalmente de México y también de Centroamérica. Muchas son llevadas a Miami; Houston, en Texas, Carolina del Norte o Queens, un condado considerado el centro del tráfico sexual en Nueva York.

A pesar de que el problema siempre ha sido difícil de identificar, el uso de nuevas tecnologías por parte de los traficantes complica ahora las cosas, dijo James Hayes, encargado de Investigaciones de Seguridad Interna en Nueva York para la agencia de Inmigración y Control de Aduanas, más conocida en inglés como ICE y que se dedica, entre otras, a investigar el tráfico humano.

"Ya no son sólo llamadas o mensajes de texto", dijo Hayes. "Hay distintas aplicaciones (para teléfonos celulares) que son completamente independientes del servicio del teléfono así que ese ha sido uno de los desafíos".

Identificar a los traficantes que usan aplicaciones como "What's app", Blackberry Messenger o "Snapchat" para comunicarse con otros traficantes y las víctimas genera muchas horas de investigación, señaló el funcionario, ya que en algunas de las aplicaciones la información compartida desaparece o puede borrarse.

"La gente cree que los carteles de drogas son organizaciones criminales sofisticadas. Estas organizaciones de tráfico humano son igual de sofisticadas", dijo Hayes.

El funcionario explicó que su agencia está trabajando con los tribunales del país para conseguir más rápidamente órdenes de arresto basadas en la identificación de traficantes a través de las aplicaciones.

Agregó que ICE está reforzando su colaboración con las autoridades mexicanas para lograr que las redes de tráfico sexual no sean un negocio provechoso.

ICE arrestó a 16 personas en Nueva York en el año fiscal 2012 por casos de tráfico humano. La cifra fue 94 en el año fiscal 2013, y 53 en el año fiscal 2014. Los casos de tráfico sexual, además, son comunes en las cortes neoyorquinas.

En febrero tres hermanos, Benito López-Pérez, Anastasio Romero-Pérez y José Gabino Barrientos-Pérez, fueron sentenciados a más de una década en prisión por traer a mujeres desde México y forzarlas a prostituirse. Un mes después otro mexicano, Eleuterio Granados-Hernández, fue sentenciado a 22 años por haber traficado sexualmente a cinco víctimas.

En Queens, el tráfico sexual se enfoca en el "delivery", es decir entregar a las chicas a domicilio, señala Lori Cohen, directora de la Iniciativa Anti-Tráfico de Sanctuary for Families, una organización de ayuda a víctimas en el estado de Nueva York "Un conductor lleva a las mujeres de un lado a otro y el conductor se queda con la mitad de los beneficios y la otra mitad es para el proxeneta", explicó Cohen.

Muchas de las mujeres no denuncian los casos por miedo a las autoridades locales, migratorias y a los propios traficantes, que las amenazan con matarlas o denunciarlas. Más de 120 víctimas de tráfico sexual en la ciudad de Nueva York han buscado ayuda en los centros municipales de Justicia Familiar desde el 2008. Mientras muchas de ellas son asiáticas, más del 50% son hispanas, dijo Alexandra Patiño, directora del centro en ese condado.

"Hemos estado mostrando a las agencias con las que trabajamos que este es un tema importante y que probablemente es más prevalente de lo que habíamos pensado originalmente", dijo Patiño.

Tras un arresto por prostitución hace tres años, Claudia acabó frente al Human Trafficking Intervention Court, en Queens, que le ofreció asistir a sesiones de asesoría en una organización de ayuda a cambio de desestimar cargos contra ella. Tras cooperar con ICE en una investigación, logró un permiso de trabajo.

Cuando mira hacia atrás, Claudia no puede evitar las lágrimas. Aun así, tiene ánimos para enfocarse en el futuro y dice que está estudiando inglés.

"Yo era muy ingenua. Una se encierra en eso y piensa que no vale nada. No tiene casi autoestima", dijo la mexicana de 37 años. "Me gustaría ayudar a otras mujeres pero es difícil, no quiero que corran peligro".

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