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"Para mí lo que define a un candidato presidencial es que me diga si la educación es un derecho o un privilegio", explica Evelin Urrutia, de 35 años de edad y coordinadora del programa de juventud en el Comité de Inquilinos y Trabajadores de Alexandria, Virginia. Por su parte, Rudy Fernández, asesor de la campaña presidencial del republicano Mitt Romney, asegura que la educación "es uno de los asuntos en los cuales hay una diferencia filosófica profunda" entre su patrón y el presidente, Barack Obama. Urrutia, salvadoreña que lleva una década promoviendo a los jóvenes, se refirió a la paradoja de Alexandria, una ciudad donde el 68 por ciento de la población es clasificada como "blanca" por el Censo, pero donde el 80 por ciento de los alumnos en las escuelas públicas son negros, latinos, asiáticos inmigrantes. "Las familias blancas mandan a sus estudiantes a escuelas privadas", indica. "Muchas veces escuchamos que la educación es para quienes puedan costearla, y yo pienso que es un derecho. Me gustaría saber qué opinan los candidatos al respecto". "La enseñanza pública es crucial para las oportunidades de los inmigrantes de abrirse camino en este país", añadió Urrutia. "La mayoría de nuestros estudiantes no reciben la educación básica que necesitarán para ir a la universidad". Según la Oficina del Censo, mientras que sólo el 14,4% de la población general de EE.UU. se ha quedado en un nivel de educación por debajo del diploma de la escuela secundaria, entre los habitantes nacidos en el exterior ese nivel llega al 31,7%. La educación de esa niñez y juventud de origen extranjero adquiere más relevancia, si se tiene en cuenta que mientras que la tasa de nacimientos es de 51,3 por cada mil mujeres estadounidenses, sube a 70,3 por cada mil mujeres de origen extranjero. GUERRA A LOS SINDICATOS El demócrata Obama proclama su respaldo a la enseñanza pública, aunque en un país donde la educación es más responsabilidad de los Estados que del Gobierno Federal, poco es lo que su administración ha cambiado en años recientes y de austeridad. Fernández, el portavoz de Romney, enfatiza que para su candidato es imperativo "quitar la influencia de los sindicatos en las escuelas, y que las escuelas públicas rindan cuenta de su desempeño de manera que las familias puedan decidir, si quieren, que llevarán a sus niños a otra escuela". Según los Republicanos, la Asociación Nacional de Educación (NEA por su sigla en inglés), uno de los sindicatos más grandes del país, ejerce demasiada influencia en la enseñanza, impide el premio por méritos a los mejores maestros y dificulta el despido de los malos. Además, NEA es un fuerte contribuyente a las campañas demócratas. "Las posibilidades reales de que los hijos de familias trabajadoras e inmigrantes hagan esas opciones son mínimas", señala Ingris Morán, de 21 años, hija de salvadoreños y nacida en EE.UU., en alusión a la posibilidad de cambiar de escuela pública y no digamos acudir a las privadas. "Los padres y las madres trabajan muchas horas, la mayoría no sabe inglés y hay algunos que ni siquiera saben leer y escribir", añadió Morán, quien estudia en la Virginia Commonwealth University. "No tienen el tiempo ni los medios para concurrir a las reuniones de la escuela, o para llevar a sus hijos a otras escuelas". La propuesta general de Romney para la educación pública es la distribución de "vales": si una familia considera que la escuela a la que concurren sus hijos en el barrio no es buena, recibirá una cantidad de dinero del Gobierno para transferirlo a otra escuela. LA IMPORTANCIA DE LAS AYUDAS Y LOS MODELOS Las ayudas financieras, sea en becas o en préstamos estudiantiles bajo términos asequibles son esenciales para los inmigrantes que arrancan en la sociedad estadounidense, sin la acumulación de recursos que tienen las familias establecidas por generaciones. "Yo logré llegar a la universidad con una beca de New World Foundation, una fundación con sede en New York, y sin ese apoyo hubiese sido imposible", relata Aunte Margie Obeng, de 19 años, nacida en Ghana y radicada en Virginia. "Todo es siempre más difícil para los inmigrantes, para las personas de color", añadió. "Aun cuando una se gradúe de la escuela pública, hay una desventaja: las escuelas públicas tienen menos recursos que las privadas". Obeng, quien estudiará educación y política en la Universidad de Pennsylvania, votará en la elección de noviembre y opina que los candidatos "deberían asignar más prioridad a la educación", y harían bien en ocuparse "de los estudiantes indocumentados que encaran tantas dificultades para ir a la universidad". Mientras que el presidente Obama ha decretado una moratoria en la deportación de jóvenes que ingresaron ilegalmente a EE.UU. cuando eran niños, y ofreció una promesa de regularizar su situación, el republicano Romney se ha opuesto a lo que llama "antesala de una amnistía". Gino Huarocc, un peruano de 19 años que llegó a EE.UU. hace siete años, enfatiza la importancia de los programas de introducción al inglés para los alumnos inmigrantes. Otro joven que se ganó el paso a la universidad con una beca concurre a Florida Southern College (Florida), donde ya tomó cursos de Ciencias Políticas y piensa encaminarse a la Medicina. Un problema que durante más de una década se ha señalado como detrimento de las posibilidades de avance educativo, especialmente entre los inmigrantes latinoamericanos, ha sido la elevada tasa de embarazos de adolescentes. Huarocc cree que eso está cambiando: "Estamos en 2012, y las chicas tienen modelos de referencia como la jueza del Tribunal Supremo (Sonia) Sotomayor y otras mujeres que han alcanzado posiciones destacadas". "Las chicas se ponen las pilas y se enfocan en sus estudios y sus carreras", añadió Huarocc. EFE