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James Meredith es un icono de los derechos civiles, a los que considera inalienables. "En lo que respecta a mis derechos como ciudadano estadounidense, y los de los demás, soy un triunfalista y un absolutista. Cualquier disminución a esos principios es un insulto", afirmó el hombre de raza negra que hace 50 años provocó revuelo entre los blancos de Misisipí al exigir ser admitido a la universidad estatal segregada. Ahora de 79 años, el residente de Jackson se considera un mensajero de Dios, un guerrero que domó la bestia de la supremacía blanca logrando la integración de la Universidad de Misisipí. Cuando el equipo de fútbol estadounidense de la universidad jugó recientemente con el de la Universidad de Texas en Oxford, Meredith fue invitado al palco del canciller y el público aplaudió cuando se anunció su presencia por medio de los altavoces. Pero dijo que no planeaba participar en la conmemoración de su histórica inscripción universitaria, que en aquel entonces provocó un enfrentamiento entre el estado y el gobierno federal, generó violencia mortal de las turbas segregacionistas y a la larga puso fin a la política oficial de segregación racial en la universidad. La universidad dice que Meredith ha sido invitado a participar en los actos conmemorativos del aniversario, entre ellos una caminata que los líderes estudiantiles efectuarán el lunes para repetir los pasos que dio en su primer día en la universidad. Meredith considera que no tiene sentido. "Nunca oí que los franceses celebraran Waterloo", dijo a The Associated Press. "Nunca oí que los alemanes celebraran la invasión de Normandía o... el bombardeo y destrucción de Berlín. Nunca oí que los españoles celebraran la destrucción de la Armada". Cuando se le pidió una aclaración, respondió: "¿Ha descubierto algo de hace 50 años que yo debería celebrar?" Los administradores de Ole Miss (la universidad de Misisipí) no olvidan la historia de hace medio siglo. Durante el año pasado, ha patrocinado disertaciones y otros actos para conmemorar el 1 de octubre de 1962, cuando Meredith se inscribió, y los cambios que han tornado más diversa esa casa de estudios. En un estado con una población 37% negra, Ole Miss tiene actualmente 16,6% de estudiantes negros, y es negra la actual presidenta del cuerpo estudiantil, Kim Dandridge. Las autoridades de la universidad se cuidan de afirmar que los actos son conmemorativos y no celebratorios. El gobernador segregacionista de Misisipí en 1962, Ross Barnet, declaró que ningún centro de enseñanza sería integrado racialmente durante su mandato. Denunció al gobierno federal como "fuerzas malignas e ilegales tiránicas" por ordenar a la universidad que inscribiera a Meredith, un veterano de la Fuerza Aérea de 29 años de edad que ya había tomado clases en el Colegio Estatal Jackson, históricamente de estudiantes negros. Pero mientras incitaba al populacho blanco a insistir en la segregación, negoció en privado con el presidente John Kennedy y su hermano, el secretario de justicia Robert Kennedy, para salvar las apariencias cuando se hizo evidente que las autoridades federales escoltarían a Meredith a la universidad para asegurarse de que fuera inscrito. En vista del desafío, las autoridades federales movilizaron más de 3.000 soldados y más de 500 policías. Una turba gritó y arrojó ladrillos. Los efectivos respondieron con gases lacrimógenos. Dos blancos murieron. Más de 200 personas resultaron heridas, incluidos 160 efectivos federales. En su nuevo libro "Una misión de Dios: una memoria y un desafío para América", Meredith y su coautor William Doyle recuerdan el momento. "Razoné que si podía entrar a la Universidad de Misisipí como su primer estudiante negro conocido, fracturaría el sistema de supremacía blanca impuesto por el estado de Misisipí. Clavaría una estaca en el corazón de la bestia".