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Rehabilitación, un camino común

Rehabilitación, un camino común


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¡Ayúdeme mami!, ¡Ayúdeme, sáqueme esta noche, por favor! Es el clamor de un arrestado de 18 años de edad en una de las calles de una de las vecindades del Wasatch Front, por agentes antinarcóticos y antipandillas. Era el tercer tiquete que recibía por posesión de narcóticos. Para poder salir, necesita pagar una fianza y las multas que tiene pendiente, para luego presentarse ante un juez. Si no consigue que paguen la multa, permanecerá encarcelado hasta que el juez dicte sentencia. Situaciones como estas se viven a diario desde hace muchos años, en diferentes vecindarios y por diferentes individuos. Algunos de ellos llevan otro agravante, pertenecen a un grupo pandillero. Hace dos años, Henry (seudónimo dado para proteger su identidad), quien actualmente tiene 17 años de edad, estuvo en la misma situación. Una vez más era capturado por agentes de la Policía y puesto nuevamente en la cárcel. "Generalmente me arrestaban por estar involucrado en riñas callejeras, por robo, por posesión de drogas o algo relacionado y llegó el momento que me cansé de ver llorar y sufrir a mi madre cada vez que estaba sin libertad", comenta a Okespañol, durante entrevista exclusiva, mientras recuerda esos días en que pasaba más tiempo detrás de las rejas que con su amigos y familia. "Aunque hacía lo que quería y pensaba en ese momento que era el rey, no era feliz. Siempre estaba pendiente de sobresalir en lo que hacía, para seguir avanzando en jerarquía y no importaba el poder que tuviera y lo que hacía, siempre terminaba en problemas y detrás de las rejas". Cansado de esa vida, Juan decidió hace dos años que quería cambiar, que quería integrarse y hacer la diferencia en su familia. La mayor parte de su vida había estado rodeado por un ambiente no muy propicio para un niño, ni un joven. "Crecí entre miembros de pandillas, con tíos, primos, hermanos pandilleros, pero me dolía ver sufrir a mi madre y por ella lo hice y lo sigo haciendo". Nunca tuvo padre. Cuando era un pequeño niño, su padre los abandonó y nunca más supieron de él. Su madre siempre trató de hacer lo mejor que ella pudo y llenar el espacio que su padre había dejado, pero en muchos momentos se encontraba sola, llorando por su hijo que no la escuchaba. Después de pertenecer por mucho tiempo a una de las pandillas más fuertes de Ogden, hoy se puede decir que está al otro lado. Se está preparando con una carrera técnica, está limpio de drogas y sueña con tener su propio negocio. "Quiero tener mi propio taller de mecánica y latonería. No me veo por mucho tiempo como empleado. Sé que tengo que hacerlo, pero estoy trabajando bien duro para poder salir adelante y lograr mi sueño", comenta. "No soy el mismo de hace dos años". Cuenta como desde séptimo año, ha fumado, tomado, vendido drogas, incursionado y avanzado dentro del grupo pandillero, pero gracias al programa ofrecido por la ciudad llamado CROSS ha podido cambiar su vida. "No es nada grato ver llorar a su madre. No es nada fácil ignorar los consejos de su madre y andar con personas que no quieren que uno progrese y tenga éxito, pero gracias al programa, ahora puedo hacer la diferencia". Gran avance Sentados lado a lado, en el mismo sofá se encuentran Henry y Truman (seudónimo usado para proteger la identidad del joven). Hace unos meses atrás, peleaban en las calles de Ogden por territorio y poder. "Este es uno de los resultados de nuestro programa. No puedo creer que hoy los tenga sentados lado a lado, como si fueran dos amigos", comenta Khris Murphy, coordinadora del programa CROSS y quien tenía una gran expresión de alegría en su rostro. Hace unos meses, eran enemigos, pero gracias a sus deseos de cambiar y al programa que los está apoyando, hoy pueden estar en la misma sala, en el mismo sofá, al mismo tiempo. Truman tiene apenas 16 años de edad, y aunque no estuvo involucrado en pandillas, sino hasta que entró a octavo año, siempre tuvo problemas en la escuela por peleas con sus compañeros. "No me dejaba de nadie. Tenía condiciones de líder y no dejaba que se metieran conmigo, ni con mis amigos. ¡Si tenía que pegarles y hacerme valer con puños lo hacía!", narra Truman, mientras sentado en una silla de oficina, la reclina y mira hacia el techo recordando esos días de niñez. Truman es un joven muy inteligente y decidido, con grandes dotes de líder. Aunque su hermano mayor pertenece a una pandilla, no quiere seguir sus pasos, porque quiere ser un ejemplo para su hermano menor, quien ha demostrado ser un buen estudiante y ha estado alejado de todo problema. Después de incurrir en el mundo de las pandillas por varios años, cuenta que se cansó de estar unos meses en libertad y el resto detrás de las rejas, ahora quiere rehabilitarse. "Quiero ser un consejero y ayudar a los jóvenes que están involucrados con pandillas y con drogas. Quiero mostrarles con mi ejemplo, que sí se puede hacer el bien y ser feliz", agrega el jovencito, mientras se toma la cabeza con sus dos manos y mira nuevamente al techo. "Además, quiero y tengo que ser el apoyo que mi hermanito menor necesita, porque el va a ser alguien muy importante. ¡Es un buen chico!". De la misma manera que Henry, Truman está en su proceso de rehabilitación con el programa CROSS. Reintegración en sociedad Varias agencias de Ogden están trabajando juntas para prevenir el crecimiento del problema que tienen con las pandillas. El programa es ordenado por un juez en la corte a jóvenes en riesgo y miembros de pandillas, para reintegrarlos en sociedad. "Es casi imposible que la Policía como entidad, pueda solucionar este problema. La comunidad tiene que involucrarse y ayudar en este esfuerzo", comenta Scott Conley, Subteniente de la Policía de Ogden y del departamento de antinarcóticos y prevención de pandillas. "Muchos padres no saben que hacer cuando tienen un miembro de la familia con esta clase de desafíos, ni cómo responder o ayudar a los jóvenes para que ellos puedan ser productivos en la sociedad y estos programas son una herramienta". CROSS (C-communidad, R-re-entrada, O-oportunidad, S-social. S-supresión), es un programa de 10 semanas que proveé servicios para jóvenes con problemas que están queriendo rehabilitarse y reintegrarse a la sociedad, después de estar involucrados en actividades pandilleras. El sistema de cortes de Weber County recomienda que algunos de los jovencitos, entre los 14 a los 21 años de edad, relacionados con actos criminales entren en el programa, para que puedan ver que hay otras oportunidades que ellos pueden alcanzar. "Una de las cosas que nosotros esperamos mostrarles es que ellos tienen otras opciones. Muchas veces, ellos se relacionan con esa clase de actividades, porque no saben que hay algo más valioso para ellos disponible". Los jovencitos que entran en el programa se les evalúa, se les ofrece terapias para controlar la agresión y se les proporciona entrenamiento en diferentes áreas, de acuerdo a sus capacidades y sus metas laborales. También, tienen oportunidad de remover sus tatuajes con laser sin ningún costo para ellos. "Todos ellos tienen el potencial de cambiar sus mentes y vidas y decir que no quieren seguir viviendo esa vida. Una vez que ellos toman esa decisión, nosotros estamos aquí para ayudarles. Es el caso de Henry y Truman", recalca Murphy. "Los dos están en camino a su rehabilitación completa, en donde pueden soñar y hacer las cosas que realmente van a beneficiar sus vidas y la sociedad. Es un cambio de generaciones". Ogden Trece Injuction "Por los resultados que vemos en la calle, el programa de "Ogden Injuction", parece que está trabajando muy bien", asegura el Sargento Chris Kovalsky, del departamento de antinarcóticos y antipandillas de la Policía de Ogden, una vez que termina una roda de vigilancia por el centro de la ciudad. "Las personas pueden caminar tranquilamente por la 25th, visitar los restaurantes, ir al cine, sin mayor preocupación". "The injuction", como llaman el programa, fue establecido en septiembre 2010, tomando como base un programa similar que tuvo mucho éxito en California. Es el único programa de su especie en el área y de acuerdo a los especialistas de la ciudad, hasta el momento ha dado muy buenos resultados. El programa prohíbe a los miembros de la pandilla denominada "Trece", a que se asocien entre ellos en lugares públicos, estar en vecindarios en donde haya armas, droga, alcohol y merodear pasadas las 11 de la noche. "Ya casi no los vemos en las calles, en busca de problemas", comenta el sargento Kovalsky. "Ya no actúan en gavillas, destrozando y amedrentando". De acuerdo al sargento, aunque todavía hay riñas y balaceras, han cesado en gran número, lo que demuestra que la actividad pandillera ha declinado. El Subteniente Conley, también asegura que el programa ha tenido un gran impacto en Treces y que la parte en que más se ha notado es en el centro de la ciudad y en el centro comercial. "Yo diría que semanalmente veía actividad criminal en esa área, pero desde que se implementó el programa "Injuction", el crimen ha decrecido asombrosamente", agrega Conley. "Antes de establecer el programa, los miembros de Treces se congregaban en los teatros y se presentaban problemas grandes de asaltos, robos, peleas y daños a las propiedades, pero con Injunction, mantenemos a los Treces alejados de reunirse en público y de esa manera ya casi no vemos a sus miembros en los alrededores". Los primeros días que se implementó el programa, algunos miembros de la pandilla alegaban que ellos no sabían que estaba prohibido reunirse con sus primos o familiares y quisieron ignorar de esa manera la ley. "Pero ellos sabían muy bien a qué nos estábamos refiriendo y querían de esa manera burlarse la ley", agrega Conley. Avances tecnológicos Otros avances que los miembros de las pandillas están desarrollando para aumentar sus seguidores y vender la droga; son los medios sociales de comunicación como el Facebook y el YouTube. "Ya no buscamos por colores o por tatuajes. Ya examinamos otros medios que nos muestran los indicios de sus actividades y de sus intensiones", comenta Conley. "A medida que los jóvenes entran en sus clanes, ellos van introduciendo todos estos medios que manejan y conocen muy bien. La comunicación por medio de los medios sociales es a otro nivel y es una manera de efectuar sus campañas muy fácil". Sin embargo, el sargento Kovalsky enfatiza que no importa lo que la ciudad haga para prevenir el crimen y la actividad pandillera, la mejor prevención viene de parte de la familia y de las actividades que planean con sus hijos. "Es difícil hacer la diferencia cuando llevamos a un jovencito, que se le ha encontrado con droga o consumiéndola, a su casa y sus padres nos ven como sus enemigos por arrestar a sus hijos", comenta el detective Nate Jacobson de la Policía de Ogden. "Todo lo que hacemos es tratar de mantener el orden público y asegurarnos que sus hijos no estén haciendo cosas indebidas". Es por eso que aconsejan que la mejor manera de mantener a sus hijos fuera de problemas y de pandillas es "Ser Padres", aún desde antes que los hijos hayan nacido. "Desde el momento que nacen, hay que dedicarles el mejor tiempo posible, mantenerlos ocupados y activos en deportes y actividades que les ayuden a progresar y desarrollarse", aconseja el sargento Kovalsky. She is the Community Editor and investigative reporter for OKespañol a Spanish publication of Deseret Media. She has more than 20 years of experience writing and editing in Spanish. She focuses on education, health and immigration.

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Cecilia Skinner

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