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Incluso si el hombre que está en el centro de un debate nacional sobre inmigración realizó accidentalmente el tiro que mató a una joven en el Muelle 14 de San Francisco, podría no serle de mucha ayuda.
Un jurado aún puede determinar que el simple hecho de manejar una pistola semiautomática en una zona turística abarrotada fue un acto tan imprudente que lo hace culpable de un asesinato no premeditado en lugar de un cargo menos grave de homicidio involuntario, de acuerdo con expertos legales.
"La defensa en este caso se encuentra en un gran aprieto", dijo Stuart Hanlon, un experimentado abogado defensor en casos criminales. "Los hechos lucen realmente mal".
Kate Steinle, de 32 años, recibió un tiro en la espalda el 1 de julio mientras caminaba en compañía de su padre a lo largo del popular malecón de San Francisco.
Cuando Juan Francisco López Sánchez fue arrestado cerca del lugar una hora después, dijo a la policía que había disparado accidentalmente luego de haber encontrado el arma envuelta en una camiseta debajo de una banca. La pistola pertenecía a un agente federal que en junio reportó que le había sido robada de su auto.
López Sánchez se encuentra en Estados Unidos sin autorización legal y había sido deportado cinco veces. Después de cumplir una sentencia federal de cuatro años de prisión por haber reingresado al país de forma ilegal, el acusado fue transferido a una cárcel de San Francisco para enfrentar cargos por marihuana presentados 20 años antes.
Fue dejado en libertad en abril después que los fiscales retiraron los cargos por la droga y pese a la petición de las autoridades federales de retenerlo hasta que las autoridades de inmigración lo recogieran.
Su liberación de prisión detonó un intenso debate sobre una ley de San Francisco que permite que tales peticiones no sean atendidas, una política que muchas otras ciudades y países también han adoptado. El padre de Steinle viajó a Washington, D.C., después que su hija murió en sus brazos para pedir a los legisladores que deroguen tales políticas La fiscalía busca una condena por asesinato no premeditado contra López Sánchez, lo que le daría una pena máxima de 15 años de prisión a cadena perpetua. La máxima condena para un cargo de homicidio involuntario es de cuatro años.
Un juez decidirá si envía a López Sánchez a juicio por el cargo de asesinato después de tres días de testimonios rendidos esta semana.
Expertos en balística testificaron durante la audiencia que el disparo rebotó en un muro de concreto aproximadamente a 3,7 metros (cuatro yardas) del lugar donde el acusado se hallaba sentado antes de impactar a Steinle a lo lejos del muelle.