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Una madre llora desesperada al lado se su hijo, al ver que todo su cuerpo está completamente brotado. De acuerdo a lo que ella puede deducir por los relatos que ella recibió de su madre, abuelos y amigos, su niño tiene viruela y no se va a salvar. Con seguridad las personas de más edad, podrán dar testimonio de estos episodios porque sus familias en algún momento vivieron este sufrimiento, ver que uno de sus seres queridos adquiría la mortal enfermedad de la viruela, la fiebre tifoidea o la poliomyelitis; enfermedades que hoy día han sido erradicadas y controladas exitosamente gracias a las vacunas. Sin ir muy lejos, recientemente se vivió la amenaza de la epidemia de la gripe aviar y de la influenza A H1N1, las cuales no pasaron a mayores, nuevamente gracias a las vacunas. La calidad de vida y los buenos niveles de salud que hoy se disfrutan, se debe en parte a la existencia de las vacunas. Gracias a estas, hoy día se han erradicado enfermedades tan terribles como la viruela y el polio. A través de la historia Antiguamente, durantes las primeras pandemias ya se había observado que el riesgo de enfermarse aumentaba, al aproximarse a los enfermos. De manera que para controlarlas, se usó el aislamiento y la cuaresma. Por ejemplo, se relata que en el tiempo de la peste negra, algunos ingleses, imitando a los personajes de Bocaccio, pusieron agua por medio y se fueron a los buques anclados mar afuera, donde perecieron igual, pues llevaban la bacteria con ellos. Defoe relata las crueles prácticas de aislamiento adoptadas, que condenaban a muerte a familias enteras, obligándolas a permanecer encerradas en sus casas junto a los moribundos, con guardias en las puertas delantera y trasera, los que muchas veces fueron asesinados. La cuarentena nació en 1374, con el edicto de Reggio, ciudad de Módena, Italia. En realidad fue un cordón sanitario, pues el término cuarentena derivó en término marítimo, aplicándose un período de aislamiento a los buques que llegaban de puertos de mala fama médica. Este período llevaba implícita la idea del período de incubación. El primer puerto en que se decretó cuarentena (que fue sólo treintena: luego se ampliaría) fue Ragusa (hoy Dubrovnik, Bosnia-Herzegovina, sobre el mar Adriático) en 1377. Seis años después, Marsella aumentó el plazo a los cuarenta días. En el siglo XV este período de observación o cuarentena hizo nacer el lazareto, también en Marsella, 1476, lugar complementario donde los pasajeros debían permanecer en espera de que pasase el período de contagio arbitrariamente establecido. Con el tiempo, llegaron a establecerse complejos reglamentos. Según el puerto de procedencia o los puertos que hubiera tocado en su viaje, el barco se calificaba de patente "limpia" o "sucia". Si era "sucia", los objetos debían quedar en la cubierta del barco, oreándose "al sereno" (período de sereinage), los pasajeros sanos cumplir cuarentena en el lazareto y los enfermos ir al hospital. Según la enfermedad, los plazos variaban entre 8 y 30 días. También, nacieron los cordones sanitarios, los cuales eran más difíciles de manejar. En 1530 fueron quemados en Italia algunos comerciantes que burlaron el cordón. Dos siglos después, en 1720, Inglaterra estableció un cordón de hierro para varios de sus puertos, debiendo luego echar pie atrás, pues la falta de abastecimiento hacia el interior estaba provocando "una penuria real, por evitar una calamidad probable". Por decreto del Gobierno Alemán del 29 de enero de 1879 se prohibió el ingreso desde Rusia de: "ropas interiores y de camas, vestidos usados, cueros, pieles, vejigas e intestinos frescos o secos, fieltros, cepillos, plumas, caviar, peces y bálsamo de Sarepta". La primera vacuna Las epidemias permitieron que algunas personas observadoras se dieran cuenta que las personas que habían sobrevivido a la enfermedad, no volvían a enfermarse. La que se considera la primera vacuna de la historia moderna se aplicó en 1796, en un intento de combatir la viruela, y se debió al medico rural inglés, Edward Jenner. En la comunidad en donde Jenner vivía, las vacas sufrían de una enfermedad conocida como la viruela de vacas. El observó que las lecheras que ordeñaban las vacas, a veces se contagiaban con ese tipo de viruela, pero que después de recuperarse de esa enfermedad, raramente contraían la viruela que afectaba a los humanos. Es así que Jenner realizó un experimento, y tomó un poco de la pus de los granos de una mujer que tenía viruela y se la inoculó a un niño sano. El niño sufrió algunas molestias, pero no se enfermó. Más tarde le inoculó el virus de la viruela humana, y el niño tampoco se enfermó. Gracias a Jenner 183 años más tarde, en diciembre de 1979, la Organización Mundial de la Salud, anunció que la viruela había sido completamente erradicada. Una enfermedad que solamente en el Siglo XX ocasionó entre 300 y 500 millones de muertes. ¿Qué es una vacuna? En conversación con el Doctor Orlando R. Valdez, pediatra de Intermountain Kearns Clinic informó que una vacuna es una sustancia biológica que se obtiene a partir de un microorganismo y que cuando se administra a una persona sana provoca la aparición de anticuerpos. Si en el futuro, esta persona entrase en contacto con el microorganismo contra el cual está vacunada, las defensas lo protegerán y no padecerá de la enfermedad. Las vacunas han reemplazado los cordones sanitarios. "La creación de las vacunas para combatir las enfermedades infecciosas han salvado la vida de millones de seres humanos y ha mejorado las condiciones de la salud de todos, evitando terribles secuelas, como en el caso del polio", comenta el doctor Valdez. ¿Por qué es importante la vacuna? El doctor Valdez enfatiza, que no solo es un deber como padres el vacunar a los menores, sino el hacerlo a tiempo. "La protección que brindan las vacunas ha sido estudiada cuidadosamente, y se deben colocar en los períodos establecidos para proteger al bebé de terribles consecuencias". Comenta, que por ejemplo la tos ferina, en algunos casos, no solo puede ser mortal, sino que también puede afectar de por vida el sistema respiratorio o causar daños cerebrales irreparables, por la falta de oxígeno en el cerebro. Advierte, que los padres que no les colocan las vacunas a los bebés y niños a tiempo, están jugando con la salud de sus hijos y están poniendo en riesgo sus vidas. "No hay excusa para no colocarles las vacunas a los niños. Aún con resfriado, los niños pueden ser vacunados. Es mejor prevenir que lamentar", recomienda el especialista. De la misma manera que se colocan las vacunas regulares, recomienda que en toda casa en donde vivan personas mayores y bebés, se vacunen contra la influenza todos los miembros de la familia que viven bajo el mismo techo. Las vacunas salvan vidas y los padres son responsables de vacunar a sus hijos a tiempo. She is the Community Editor and investigative reporter for OKespañol a Spanish publication of Deseret Media. She has more than 20 years of experience writing and editing in Spanish. She focuses on education, health and immigration.