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Mujeres superan varones en cuanto a escritura y lectura

Mujeres superan varones en cuanto a escritura y lectura


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La casa de Janae y Joseph Wise en el estado de Washington es un santuario a su pasión por la lectura. “Tenemos libros por todas partes”, dijo Janae, blogger profesional, instructora de actividad física y madre de cuatro niños pequeños. Los Wise, que son padres jóvenes, han acumulado una biblioteca hogareña enorme. Pensaban que exponer los niños a los libros los llevaría naturalmente a amar la lectura. Las cosas no resultaron exactamente así. “A mis hijos varones no les interesa la lectura”, dijo Janae Wise. En particular a Hyrum, su hijo de 7 años, le cuesta mucho sentarse quieto el tiempo suficiente como para terminar un cuento. “Me preguntaba a mí misma, ‘¿Por qué no le gusta leer? Debo combatir ese impulso a obligarlo a leer”. La experiencia de los Wise es más que un relato anecdótico. “Todos los días vienen padres a la biblioteca preocupados porque sus varones no leen”, dijo Linda Brilz, supervisora de servicios juveniles en la Biblioteca Pública Boise en Idaho. Sin embargo, el problema va más allá de “no leer”. En todo el país y en el mundo entero los estudios muestran que los varones jóvenes están rezagados en lectura y escritura con respecto a sus pares mujeres por márgenes considerables. “Hay una disparidad muy grande en el desempeño”, dijo William Brozo, profesor de lectura y escritura en la Escuela de Graduados de Educación de la George Mason University. ¿Cuán grave es el problema? Algunos de los datos más contundentes sobre el tema provienen de los resultados del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes, un examen que se toma a chicos de 15 años en 65 países. En el examen PISA 2000, las chicas tuvieron un mejor desempeño que los varones en lectura por un promedio de 32 puntos. En 2009, la brecha había crecido hasta 39 puntos. “Para poner estas cifras dentro de un contexto, una diferencia de 32 puntos significa que los varones están un año y medio atrasados en lectura y escritura con respecto a las chicas”. La gran brecha Las brechas son particularmente pronunciadas en algunos de los países con mejor desempeño, dijo Brozo. Las chicas en Finlandia, por ejemplo, superaron el puntaje de sus pares varones por 55 puntos en la sección lectura de PISA, dijo. En los Estados Unidos, las chicas obtuvieron unos 25 puntos más que los varones, dijo. Las habilidades de lectura y escritura por debajo de la par pueden explicar las brechas crecientes en el logro educativo de hombres y mujeres. En todos los grupos demográficos, las mujeres tienen un número considerablemente mayor de probabilidades de obtener títulos universitarios, según el Censo 2011 de los Estados Unidos y los Sondeos Nacionales Longitudinales de Jóvenes. Los desequilibrios de género en el logro educativo generan tendencias sociales poco saludables y costosas, dijo Richard Whitmire, autor del libro “Why Boys Fail: Saving Our Sons from an Educational System That’s Leaving Them Behind”. Él relaciona, por ejemplo, las crecientes tasas de natalidad fuera del matrimonio con el hecho de que las mujeres con formación universitaria están teniendo dificultades para encontrar “parejas para casarse”. Pese a que el alcance del problema es considerable, la preocupación de la política pública respecto de estas brechas es limitada. El Departamento de Educación estadounidense todavía no ha llevado a cabo ningún estudio sobre las brechas relacionadas con el género en el área de lectura y escritura, según Whitmire. “El tema requiere una atención inmediata si se tienen en cuenta las dramáticas consecuencias que plantean las brechas de género para el potencial de ganancia de los hombres, las posibilidades maritales, la proporción de niños criados en familias monoparentales y la perspectiva fiscal para el país”, dijo Andrew Sum, director del Centro de Estudios para el Mercado del Trabajo en la Norheastern University. Explicar la brecha Aunque nadie discute la existencia de la brecha de género en lectura y escritura, los estudiosos debaten acaloradamente su causa. Hay una serie de explicaciones que se fundan en la biología. Estudios por imágenes del cerebro muestran que las mujeres tienen más conexiones entre su cerebro izquierdo y derecho. Estas conexiones adicionales podrían permitirles procesar mejor el lenguaje. La química corporal también puede llegar a incidir. Los varones tienen una necesidad de actividad y movimiento que es impulsada por la testosterona en sus organismos. Esto podría dificultar su dominio de la lectura, que requiere períodos más largos de concentración que la matemática elemental. Janae Wise ha observado esta dinámica en sus hijos. No sabe a ciencia cierta si es la biología o la personalidad. Pero ha notado que sus hijos varones tienen necesidad de correr y escalar que sus hijas mujeres no tienen. Su hija Mali, de 4 años, que todavía no lee sola, saca libros y puede sentarse durante horas mirando imágenes o imaginando historias. Otros estudiosos rechazan la idea de que la biología sea un destino. Sostienen que existen factores sociológicos que explican mejor la brecha en lectura. La lectura se muestra como algo femenino tanto en la casa como en la escuela, según Nola Alloway, profesora en la James Cook University de Australia. “Alrededor de 94 por ciento de maestros de la escuela elemental son mujeres”, dijo Brozo. “Para muchos varones, las personas a las que ven esforzarse por hacerlos leer son mujeres”. En la casa, es más probable que los hijos vean leer por placer a sus madres. Alloway constató que se tiende a identificar a los padres como no lectores. Ella sugiere que los varones podrían llegar a verlo como una identidad masculina. “No leer pasa a ser una forma que tienen algunos varones de demostrar cómo interpretan qué significa ser macho”, señaló en un informe elaborado para el Consejo Australiano para la Excelencia en Educación. También podría ser cierto que los varones no leen porque tienen menos opciones a su disposición. Existe un vacío en el mercado de libros, dijo Chris Shoemaker, bibliotecario de la Biblioteca Pública de Nueva York. En una presentación de títulos de próxima aparición de una famosa editorial, observó que la mayoría de los libros presentaba argumentos que atraen más a las chicas: historias sobre “Frenemies”, romanticismo con vampiros y primer amor. El varón medio sencillamente no quiere leer un cuento sobre “acoso entre amigas”, dijo. ¿Por qué los editores se ocupan de las chicas? Porque las chicas compran libros. “Las estadísticas de venta muestran que las que compran libros son las chicas y las mujeres”, dijo Brozo. “Incluso cuando generan libros para un público específicamente masculino, los editoriales tratan de apelar a las sensibilidades de la madre porque es muy probable que sea la madre la que compre el libro”. Cerrar la brecha Es importante concentrarse en los motivos por los cuales se da esta brecha de género en la lectura y la escritura pero en realidad puede llegar a herir a los varones, dijo Brozo. “Podemos utilizar algunas de estas explicaciones como pretextos para establecer menos expectativas para los varones como lectores y respecto de su aprendizaje”. Brozo prefiere, en cambio, concentrarse en las soluciones: formas prácticas para que los padres, maestros y mentores alienten a los varones jóvenes que tengan alrededor a relacionarse con los libros. Una de las mejores cosas que puede hacer un padre para estimular a su hijo varón a leer es simplemente tener libros en la casa, dijo Brozo. Menciona un estudio de alumnos de tercero y cuarto grado en el que se demostró que la pérdida de habilidades de lectura durante el verano –llamado bajón estival en literatura académica- puede frenarse realmente y en algunos casos revertirse simplemente teniendo libros en la casa. “Deja bien claro que el buen material en la casa marca una diferencia”, dijo. Brozo enfatiza la importancia de encontrar libros que se ajusten a los intereses de los varones. “Es necesario descubrir qué les gusta hacer”, dijo. Brozo utiliza una técnica que denomina “Mi bolsa” para tener una idea de los intereses de los alumnos. “Le entrego a cada chico una bolsa de papel y les digo que la lleven a su casa y pongan en ella objetos que sean emblemáticos de cómo son y qué les gusta hacer”, dijo. “Los chicos traen las bolsas a la escuela y comparten el contenido dentro de un formato de mostrar y contar. Cuando los docentes saben qué motiva a los chicos, pueden encontrarles libros que sean congruentes con sus intereses”, dijo. Brozo recordó cómo descubrió la fascinación de un estudiante por World Wrestling Entertainment. “Es algo que a mí me parece desagradable”, dijo Brozo. Pero como al alumno le interesaba, Brozo le encontró un libro sobre lucha profesional. El varón, que había sido clasificado como un lector reacio, devoró el libro. Volvió queriendo más. A medida que el chico fue conociendo mejor el WWE, sus intereses se ampliaron para incluir libros sobre la utilización de esteroides que había detrás del físico de muchos de los atletas que él admiraba. “Desarrolló una comprensión muy matizada de los temas”, dijo Brozo. La experiencia le recordó a Brozo que cuando se enfrentan lectores reacios, “tener experiencias con el papel impreso debería imponerse a cualquier otra preocupación”, dijo. Libros que los padres tal vez consideren desagradables o unidimensionales pueden representar trampolines para un compromiso más profundo. “Debemos alimentar el amor de los varones hacia la lectura de cualquier manera que podamos hacerlo”, dijo. Para los varones de más edad que son renuentes a leer, Shoemaker sugiere “novelas gráficas”. Una novela gráfica es una historieta más larga. “Constituyen una manera asombrosa de introducir a los adolescentes en la literatura”, dijo. “Son historias que manejan personajes y temas complejos”, dijo. “Considero que las novelas gráficas resultan atractivas para los adolescentes en parte debido a la cultura visual en la que crecieron. La combinación de palabras e imágenes con una narrativa compleja es algo que a los adolescentes actuales les llega”. También puede decirse que las novelas gráficas enseñan inteligencia emocional mejor que las novelas tradicionales. “Los autores deben encontrar maneras de expresar las emociones, una lágrima o una mirada taimada a través de imágenes”, dijo. “El lector capta esas pistas visuales y puede trasladar ese aprendizaje a su vida. Las novelas tradicionales también pueden hacerlo –pero las novelas gráficas lo hacen de maneras más obvias”, dijo. Él último consejo de Brozo es leer con y a los varones. Los varones deben tener modelos positivos para la lectura. Innumerables estudios muestran el impacto positivo que tiene un mentor masculino. Papás, abuelos, tíos y hermanos mayores pueden provocar un efecto enorme en los varones leyendo con ellos. A través de ejemplos positivos, “verán que ser hombre y ser un lector activo no son incompatibles”, dijo.

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