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El verano pasado, leí en línea acerca de una boda de ensueño de una pareja casi se adelantó por el departamento de bomberos, su fotógrafo tomó magníficas fotos que rápidamente se volvieron virales en los sitios web. Seguí la historia en torno a diversos sitios de noticias, y poco a poco, me di cuenta de que los periodistas mediante una frase común. Una frase que nunca me sentó del todo a mi.
Siguieron llamando la boda de esta pareja el "día más importante de su vida".
El día de mi boda fue hermoso, pero no estoy convencida de que fue el día más importante de mi vida.
¿Qué pasa con el día que tuve en mis manos la carta de aceptación a la universidad yo había trabajado tanto para poder entrar? Las palabras en esa hoja de papel influenciarían profundamente la trayectoria de mi vida.
¿O qué tal el día en el que mi futuro esposo tocó el timbre de mi puerta por primera vez, ambos no esperando absolutamente nada de nuestro encuentro? (Estábamos tan, tan equivocados).
¿Qué hay de la noche, que me dijo, "Te amo" en una caminata en el medio de un parque - o al día siguiente, cuando dio marcha atrás a causa de los nervios? (Por suerte para él, comprendí. Éramos nuevos en ese tipo de amor).
Me pregunto si el día más importante de mi vida fue en realidad el día en que me acerqué a una mesa a la luz de las velas, con las cajas de jugo de manzana que tuvimos en nuestra primera cita. Esa noche él me pidió que estuviera con él por siempre esa noche, y yo dije que sí.
Luego está el día en el que volamos de una Indiana helada a la soleada California y sentimos paz al instante en que nos bajamos del avión.
Está el día en que nos enteramos de que íbamos a tener a nuestro primer bebé y pasamos la noche en estado de shock dichoso en la Panera local.
Pienso en el día en que me senté sosteniendo un bebé en mis brazos mientras que el otro jugaba alegremente en el suelo, las lágrimas corrían por mi cara cuando sentí una respuesta tranquila a la oración en mi corazón.
El día de mi boda fue hermoso. Sin esas promesas que hicimos el uno al otro y a Dios, mi vida hoy sería nada de lo que es ahora.
Pero hay una gran cantidad de días que componen una vida.
Antes de darme cuenta, llegará el día cuando enviamos nuestro primer hijo en una misión para nuestra iglesia, sabiendo todo lo que tendremos de él durante los próximos dos años seran los correos electrónicos semanales y las llamadas telefónicas dos veces al año.
Me imagino el día en que casamos a nuestro último bebé. Ese día marcará el principio del resto de su vida, y marcará el final de los más increíbles capítulos de la nuestra.
En el gran esquema, el día de mi boda puede llegar a ser el más significativo, más fundamental, pero son miles de pequeños días los que van a hacer mi vida grande.
Nota del Editor: Este artículo de Erica Layne apareció originalmente en su blog, Let Why Lead. Se ha compartido aquí con el permiso del autor.
Erica Layne escribe Let Why Lead, un lugar para las esposas y madres con propósito. Para los recordatorios regulares para dar un paso atrás y ver el panorama general, puede conectarse con ella en Facebook, Pinterest o en letwhylead.com.
