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Menos entusiasmo por la canonización de Juan Pablo II

Menos entusiasmo por la canonización de Juan Pablo II


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Su muerte desencadenó una manifestación masiva de dolor en Polonia. Su beatificación produjo una explosión de orgullo y gozo. Pero días antes de que Juan Pablo II sea declarado santo de la Iglesia católica, muchos de sus compatriotas reciben el acontecimiento casi sin inmutarse.

Un motivo es que Juan Pablo ya es desde hace tiempo un santo en el corazón de los polacos, de modo que oficializarlo con la pompa del Vaticano es apenas como ensartar la última cuenta en el collar de perlas. Pero también es evidente que, menos de una década después de su muerte, el entusiasmo que los polacos tenían por su gran compatriota parece ir disipándose, tal como se desvanecen los recuerdos a medida que surge una nueva generación en esta joven nación de la Unión Europea que avanza hacia la secularización.

Apenas unos pocos centenares de personas se congregaron en la plaza central de Varsovia para participar en las plegarias ante las reliquias del papa el 2 de abril, el noveno aniversario de su muerte. Y no se habla demasiado en la prensa sobre la ceremonia de canonización el 27 de abril en el Vaticano. La situación contrasta con la beatificación del pontífice en 2011, que fue precedida por meses de cobertura informativa y preparativos eclesiásticos en toda Polonia.

"¿A quién sirve esta canonización?", se preguntó Andrzej Grendys, quien dijo ser católico no practicante. "Todos sabemos que era un hombre muy bueno y decente con gran corazón y mente. Eso es más importante y no necesita confirmación oficial".

Y muchos dicen que la nación ya ha completado su travesía emocional con la vida y muerte de Juan Pablo.

"Hemos descargado nuestras emociones en manifestaciones espontáneas en la beatificación y la muerte de Juan Pablo", explicó Artur Sporniak, del semanario católico Tygodnik Powszechny. "Esa fue una experiencia masiva singular, característica de una comunidad estrechamente unida".

Aun en Roma, los preparativos para la canonización son mucho más discretos que para su beatificación. El Vaticano espera mucha menos gente que el millón y medio de personas que asistieron a la misa de beatificación, y los dignatarios de la iglesia reconocen que esta será una ceremonia al estilo austero del papa Francisco: sin desbordes ni grandes gastos.

Buena parte del fervor religioso polaco se volcó en los preparativos para la Pascua, una festividad importante en Polonia, días antes de la canonización. Además, parte del prestigio tradicional de la Iglesia se vio empañado por versiones de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, algunos de los cuales han sido sentenciados a prisión. Acusando esa carga —y al parecer inspirada por Francisco_, la Iglesia polaca ha adoptado una presencia discreta en los días previos a la canonización.

La muerte de Juan Pablo en 2005 atrajo millones de personas, incluso un millón y medio de polacos, al funeral en Roma. Seis años después, multitudes numerosas volvieron a congregarse en el Vaticano —y en toda Polonia— para presenciar la beatificación. Pero esta vez no se esperan cantidades similares. Asimismo la crisis económica y el desempleo del 13 % han enfriado algunos planes de viajes a la ceremonia de santificación.

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AP

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