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Niños de basural paraguayo interpretan a Beethoven

Niños de basural paraguayo interpretan a Beethoven


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Dos latas de mermelada imitan el sonido de una guitarra. Una placa en desuso de rayos X reproduce el parche del ruidoso tambor. Una ensaladera de aluminio combinada con viejos tenedores de alguna elegante mesa son usados para la concertina de violín y las tapitas de lata de refrescos y cervezas sirven como las teclas del saxo soprano de caño galvanizado. Con estos materiales reciclados convertidos en instrumentos musicales, una veintena de niños pobres de una comunidad surgida en torno a un vertedero de desperdicios de la capital paraguaya ofrecen conciertos interpretando a Beethoven y Mozart o deleitando con la ondulante melodía de la Pantera Rosa y el romántico "Yesterday" de The Beatles. Rocío Riveros, de 15 años, dijo que en un año aprendió a ejecutar una flauta traversa fabricada con lata. "Hoy no puedo vivir sin la orquesta, al igual que mi hermano Andrés, que toca el saxo soprano de caño galvanizado", agregó. La agrupación comenzó a tocar hace un año y medio con la denominación Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura --el nombre de la localidad donde viven-- y de inmediato generó interés, incluso del exterior. Ya hizo una gira por Panamá, Colombia y Río de Janeiro y el Museo de Instrumentos Musicales de Phoenix, Arizona, les compró dos chelos e igual cantidad de guitarras, trompetas, violines y saxos soprano. El museo invitó a los niños a tocar en la inauguración de una muestra el año que viene en Phoenix. "Queremos sacar a los chicos y a sus familias del basural, hacemos lo imposible para que viajen ellos al exterior para ser reconocidos y admirados", explicó Favio Chávez, técnico ambiental y maestro de música que fue quien puso en marcha el proyecto. La cineasta Alejandra Amarilla Nash está haciendo un documental sobre la orquesta junto con la productora Juliana Peñaranda-Loftus. Ambas llevan filmando a los niños desde hace años y fueron ellas las que despertaron el interés del museo de Phoenix. Falta bastante para que se complete el documental ya que la historia de la orquesta está en pleno desarrollo, pero las cineastas crearon en noviembre una página en Facebook y colgaron un video en YouTube y en Vimeo que ya ha sido visto más de un millón de veces. "Es una historia muy bonita, que refleja el ingenio humano en todo el mundo para aprovechar lo que tienen a su alcance para hacer música", comentó Daniel Piper, curador del museo de Arizona, que cuenta con 5.000 instrumentos. La comunidad de Cateura, en la periferia sur de Asunción, consiste en unas 25.000 personas que viven del reciclado de desperdicios en un vertedero junto a una laguna de aguas estancadas en las proximidades del río Paraguay. La orquesta y la música le dan a los niños la posibilidad de aspirar a una vida mejor. "Gracias a la orquesta estuvimos en Río de Janeiro, nos bañamos en el mar, en las playas de Ipanema y Copacabana. Nunca pensé que mis sueños se harían realidad", expresó Tania Vera, de 15 años, entre asustada y emocionada. "Quiero seguir con la música pero también deseo estudiar veterinaria". Tania es una verdadera heroína, según Chávez, pues su madre enfrenta problemas de salud y el padre las abandonó. Tiene una hermana mayor, Jessica, que dejó la orquesta porque quedó embarazada. Chávez, un argentino de 37 años, aprendió a tocar el clarinete y la guitarra de niño y abrió una escuelita de música hace cinco años en el basural, donde trabajó en una época, enseñándole a la gente cómo protegerse al escarbar en la basura. La idea era evitar que los chicos se metiesen en líos. "Jamás pensé que esta iniciativa derivase en la formación de una orquesta. El mérito es de los niños", declaró Chávez a la Associated Press. Chávez recordó que al principio tenía apenas cinco instrumentos. "Unos pocos niños prestaban atención a mis clases de música; el resto gritaba, saltaba y jugaba. Entonces conocí a uno de los humildes recicladores llamado Nicolás Gómez y le pedí que sacara de la basura algunos materiales para que los más pequeños no molestaran. Fue así que encontró un tambor, lo reparó. Una cosa llevó a la otra: como era carpintero, le pedí que me fabricara una guitarra y así fuimos avanzando hacia lo que es hoy la agrupación". A partir de abril, los instrumentos de cuerdas que Gómez hizo en su taller de Cateura, al lado de sus cinco cerdos, diez gallinas, una vaca lechera y una vaquita acostada debajo del ventilador para soportar los 38 grados de calor, serán exhibidos en Phoenix junto a un piano de John Lennon y guitarras de Eric Clapton. "Estudié solamente hasta el quinto grado de la primaria porque tenía que trabajar rompiendo piedras en las canteras del pueblo Emboscada. Luego fui albañil y carpintero", expresó Gómez, de 48 años. "Gracias a mis conocimientos de carpintería, hoy fabrico los instrumentos con materiales sacados de la basura". "Y si me dan las indicaciones precisas, mañana les haré un helicóptero", agregó socarronamente en guaraní. Gómez no tiene hijos, "pero los chicos de la orquesta son como mis hijos; me siento feliz al verlos en el escenario. Y además, recibí algún dinero por la venta de los instrumentos al museo de Arizona, pero debo seguir trabajando, no puedo tener vacaciones". El museo también exhibirá instrumentos de viento hechos por Tito Romero, quien reparaba trompetas dañadas en un local en las afueras de Asunción cuando Chávez le pidió que lo ayudase. "En mi niñez tocaba la tuba en la iglesia y como soy metalúrgico, lentamente fui arreglando trompetas, saxofones y clarinetes descompuestos. Un día Chávez llegó a mi taller, por referencias de otras personas, y me propuso fabricar los instrumentos a partir de materiales sacados de la basura", relató Romero. "Es un trabajo lento, de precisión, pero muy gratificante", acotó. "El maestro Chávez está haciendo de los chicos de Cateura personas con mucha autoestima, dándoles un escudo contra los vicios". Ada Ríos, de 14 años, es la concertina de violín. Acababa de despertarse al recibir a la AP en su humilde casa de Cateura, a orillas del arroyo Morotí (blanco, en guaraní), afluente del río Paraguay, atestado de residuos sólidos: "Disculpen mi cara de semidormida", dijo con una sonrisa. "La orquesta le dio un nuevo sentido a mi vida porque en Cateura, lastimosamente, muchos jóvenes no tienen oportunidades para estudiar porque deben trabajar o ya son adictos al alcohol y las drogas", expresó mientras acariciaba a su gato. Noelia, hermana menor de Ada, aun con la inocencia de sus 12 años, añadió: "Soy famosa en mi escuela gracias a que estoy en la orquesta. A todos los actos culturales me invitan a ejecutar la guitarra formal, no la de latas porque la reciclada está bajo llave". En la casucha de al lado vive María Ríos, de 16 años, violinista y tía de Ada y Noelia: "Mi mamá me inscribió en la escuela del maestro Chávez hace tres años. Me molestó mucho que no me consultó, pero hoy estoy agradecida porque puso mi nombre entre los que querían aprender violín". María tiene 13 hermanos. "Yo tenía 45 años cuando nació María", contó la madre de la niña, Miriam Ríos. Mis vecinas pronosticaron que nacería con problemas mentales porque yo ya era una vieja, ¡pero nació artista!", dijo con la voz entrecortada por la emoción, secándose las lágrimas. Los 20 músicos se reunieron en el patio de una escuela y tocaron un concierto para los reporteros de la AP. Mientras afinaban sus instrumentos, Víctor Cáceres, dijo que su tambor reciclado rojo y blanco "no tiene nada que envidiar a los que, aparentemente, son formales. Saca un sonido impecable". A un costado, de pie, sosteniendo un enorme tambor (barril de lata) amarillo con letras identificatorias de una empresa metalúrgica, convertido en contrabajo, estaba Bramdon Cobone, de 15 años, indicando que el instrumento "es uno de los qué más llama la atención del público, pero suena una maravilla". "Antes de embarcarnos hacia uno de los países de la gira, el inspector de seguridad del aeropuerto nos avisó que el contrabajo no podía viajar porque tenía la advertencia !Inflamable!", recordó Chávez. "Finalmente entendió que era un material reciclado y lo subimos al avión, pero borramos la leyenda". Los chicos ofrecieron un concierto de cuarenta minutos para la AP, con una temperatura ambiente de 38 grados centígrados. Tras comenzar con My Way y "Nueva York, Nueva York" para recordar a Frank Sinatra, siguieron con "Yesterday" de The Beatles, el allegro Pequeña serenata nocturna, de Mozart, cumbias y finalmente polkas paraguayas. Al despedirse, Chávez anunció que los ensayos "estarán centrados de ahora en más en los villancicos porque firmamos un par de contratos con centros comerciales de Asunción para ofrecer conciertos". "Recibiremos dinero. Sin ser mucho, servirá que para las familias de los chicos en Cateura puedan disfrutar de una rica cena de Navidad". AP

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