Estimated read time: 5-6 minutes
This archived news story is available only for your personal, non-commercial use. Information in the story may be outdated or superseded by additional information. Reading or replaying the story in its archived form does not constitute a republication of the story.
Brasil humillada en su Mundial con “Mineirazo” de Alemania que golea (1-7) y llega a su 8va final con Klose máximo goleador de todos los tiempos Nadie se esperaba una cosa así. Se sabía que Brasil no estaba jugando bien, tampoco Alemania. Las ausencias de Thiago Silva y Neymar los debilitaban, pero se vio que lo del capitán fue determinante. Pero ese 0-5 a la media de juego, con cinco tantos en dieciocho minutos, dejó atónitos a todos los que estábamos viendo la primera semifinal de esta Copa Mundial de Fútbol 2014, que terminó en un insólito y apabullante 1-7 final. Alemania es el primer finalista, y el primero que llega a jugar ocho finales mundialistas.
Está claro que a Brasil no le sienta bien organizar un Mundial. Si se recordaba como el “Maracanazo” la pérdida de la final ante Uruguay en 1950, en la anterior cita mundialista que organizaron. Esta vez se recordará, seguro, como el “Mineirazo” la más vergonzosa y humillante derrota de la historia brasileña (como titula un edición digital de un periódico local), con este 1-7 frente a la selección de Alemania.
Es fácil resumir lo que pasó en este partido, solo la segunda vez que se confrontaban estos dos equipos en una cita mundialista, a pesar de ser las dos selecciones nacionales que más finales habían disputado. En el anterior enfrentamiento, Brasil ganó 2-0 para su quinto título en Corea/Japón 2002. Las cosas no pasan por casualidad, y esta debacle, la mayor de la historia del Fútbol, tampoco. Arrancó la selección anfitriona jugando muy bien, dominando el juego de ataque, mientras que los alemanes estaban todavía asentándose en el terreno de juego.
Pero eso duró apenas diez minutos, porque a la segunda llegada teutona, vino el tanto que abrió el vendaval germano. Tras el primer tiro de esquina, Thomas Müller recibe solo en el segundo palo y remata a placer, con toda la defensa Verdeamarelha adelantada y David Luiz llegando tarde, poniendo el 0-1. Primer fallo garrafal defensivo local. Era el quinto gol del torneo para Müller y queda a uno de igualar a James Rodríguez.
Los brasileños encajaron el tanto y siguieron jugando sin mayores problemas, intentando llegar arriba con más corazón que ideas. Pero en el 22’, en una contra por derecha, un auténtico carril libre para los germanos, y gran triangulación entre Sammy Khedira, Müller, y Miroslav Klose, que recibió de tacón a la altura del punto de penal y remató a puerta, siendo desviado en primera instancia por el Julio César, pero ya no pudo el arquero con el segundo rebote que el histórico delantero, ya llamado “Mitoslav” acertó a rematar dentro de la puerta local. Segundo fallo defensivo generalizado de Brasil.
Era el 0-2 y el gol número 16 en un Mundial para Klose, que suponía quitarle el título de mejor goleador de la historia en un Mundial a la estrella carioca, Ronaldo. Además, ese gol sí que dejó tocados a los brasileños, y se notó nada más sacar de centro, porque parecía que les quemaba el balón y la presión. Dos minutos más tarde, otra subida de Philipp Lahm por derecha, pase en diagonal desde línea de fondo, Kroos hacía el primero de su cuenta particular, llegando desde atrás y ante una defensa desarbolada de los brasileños, colocando el 0-3.
Nada más sacar de centro, robo de balón en media cancha, combinación Khedira y Kroos para hacer el 0-4.
Tres minutos más tarde, en pleno desconcierto local, otra jugada por derecha, repetición de pase diagonal, y esta vez es Kroos quien le devuelve la asistencia a Khedira para el 0-5. Los aficionados cariocas, que llenaban el coloso de Belo Horizonte, se quedaban horrorizados, empezaban a verse lágrimas en los ojos, y la perplejidad del mundo futbolístico porque nadie se esperaba ver una cosa así; 0-5 en apenas media hora de partido, y ya todo sentenciado. Esta fue la historia del partido, difícil reaccionar a encajar cuatro goles en seis minutos, o cinco en dieciocho.
La segunda mitad fue un verdadero calvario para todos los integrantes de la selección brasileña. Salieron intentando sacar su orgullo en los primeros instantes, y gozaron de tres oportunidades claras en los primeros ocho minutos, con disparos a bocajarro de Óscar y Paulinho (en dos ocasiones), pero se encontraron con un Manuel Neuer muy inspirado que las logró atajar. Y, con el gran árbitro mexicano, Marco Antonio Rodríguez, que no pitó ninguna de los clavados brasileños buscando penas máximas.
En el 57’, Joachim Löw, el gran triunfador de la noche con su planteamiento táctico, sentó a Klose para dar entrada a Schürrle, algo que parecía poco lógico, que molestó al goleador histórico que veía el momento de hacer más tantos. Pero, de nuevo, Löw acertó. A los diez minutos de pisar el campo, el jugador del Chelsea inglés hacía el 0-6; y, tras otros diez minutos, Schürrle marcaba el segundo de su cuenta, para el 0-7 que terminaba por hundir a Brasil.
Y ya, sobre el final, Özil tuvo en sus botas el octavo, pero no supo definir y, en la contra, fue Óscar quien pudo hacer el gol de la honra para los brasileños y dejar el 1-7 histórico final. El fracaso de Brasil, humillada en su propia casa es evidente. Al final, suerte tuvo Neymar de no estar en el campo para tener que sufrir semejante humillación. Está claro que Scolari hizo un planteamiento pésimo, no supo equilibrar su juego defensivo y de media cancha. Y reciben una buena lección al haber vendido el oso antes de cazarlo; incluso riéndose, y menospreciando, a sus adversarios, con cantos como el “eliminados, eliminados”. Periodista español especializado en deportes por más de 30 años. Twitter: @cartiles60
