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Queridas madres que dejan a sus hijos en el preescolar,
Siento que me hayan visto una vez más, engullendo mi avena por la mañana en el asiento delantero de mi coche como un animal. Sé que me vieron derramar algunas gotas en mi camisa, que me lo limpié y que me lamí mi dedo. Sé que se dieron vuelta cortésmente para evitarme la vergüenza.
Gracias por eso. Es probable que me disculpe más y que explique mejor mi apariencia y mi comportamiento cuando dejo a mi hija en el preescolar durante las mañanas.
En primer lugar, lamento que no suelo charlar con usted y con las otras madres. Esto no es una reflexión sobre lo interesante que las encuentro, sino más bien una declaración sobre el hecho de que no me he lavado los dientes algunas de esas mañanas. Por lo tanto, mantengo mi cabeza baja y sonrío mientras me apresuro a mi coche y mi avena me espera.
Lo siento, no tengo pantalones de yoga Lululemon o corro una mini-maratón cada mañana durante las horas del preescolar. Tengo mis sospechas de que ustedes lo hagan, ya sea porque nadie podría realmente hacer ejercicio y seguir teniendo el pelo y el maquillaje perfectamente hecho a la hora de recoger a los niños.
Siento que tengo todo el glamur uno de los ogros de El Señor de los Anillos en mí en la mañana. ¿Recuerde que una vez cuando en realidad me duché y me arreglé, la gente seguía diciendo que apenas me reconocía porque era la primera vez que me habían visto salir de mi sudadera y rodete habitual combo? Buenos tiempos.
Pero sobre todo, lo siento, no soy una persona de la mañana, porque realmente soy una persona extrovertida, higiénica en otros momentos. Tal vez algún día nos reuniremos en algún otro momento que no sea a las 8 de la mañana y veremos que no siempre luzco y actuo como una persona sin hogar, hambrienta, con la misma ropa y mal aliento.
Hasta entonces, vamos a seguir sonriendo cortésmente mientras me tropiezo por el pasillo y estoy de acuerdo que hay todo tipo de mamás en este mundo. Cuando todas convergen en la parada del autobús o en la entrada de la escuela, no podemos dejar de sentirnos un poco como si estaríamos de regreso en la escuela secundaria reviviendo ese momento aterrador al caminar a la cafetería a solas con ojos juzgadores de todo el mundo sobre ti.
Pero aquí está la gran cosa: ya no estamos en la escuela secundaria! Somos madres que han demostrado una y otra vez que somos mujeres y madres increíbles de nuestros hijos. Ya sea que estemos por ir a la oficina, al gimnasio o a casa con nuestros otros hijos, todas estamos simplemente haciendo nuestro mejor esfuerzo y tratando de ignorar nuestras inseguridades en torno a todas las demás "madres ‘cool'".
Así que ustedes hagan sus cosas con sus pantalones de entrenamiento Lululemony y yo lo haré con mis pantalones y avena en el asiento delantero, y las veré en unas pocas horas para recoger a mi niña, que jura que soy la mamá más 'cool' que ella conoce.
Saludo,
Erin
