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Cuestiones de dinero - 7 cosas que no valoramos en su justa medida

Cuestiones de dinero - 7 cosas que no valoramos en su justa medida


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El ingreso medio en los Estados Unidos para una familia de cuatro integrantes ronda los US$50.000 anuales. Sin embargo, en la actualidad hay más de 46 millones de personas que viven con menos de US$23.000 anuales, según datos de la Oficina del Censo estadounidense, y 20 millones que viven con la mitad de esa cifra. Esto significa que muchas familias deben hacer sacrificios que otras quizá ni siquiera tengan en cuenta. Son los siguientes:

1. Ropa limpia

El hogar estadounidense medio lava 400 cargas de ropa al año, informa EPA. Y muchas de estas cargas se realizan en lavaderos. Un análisis de Simple Dollar, un blog de finanzas, estima que la carga de ropa (lavada y seca) en un lavadero cuesta alrededor de US$3 cada una. Si la familia promedio hace 400 lavados al año –es más de una carga de ropa por día- el costo asciende a US$1.200. Muchos, sin embargo, no pueden afrontarlo.

NPR informa que “El lavado es una tarea abrumadora para muchos, pero para los trabajadores pobres el costo de hacer el lavado –sin hablar del tiempo que implica llevar la ropa hasta un lavadero- puede resultar prohibitivo. También puede significar prescindir de otros enseres básicos”. Por eso, Laundry Love, una organización nacional sin fines de lucro, apoya a grupos locales en todo el país que ayudan a las familias de bajos ingresos y sin techo a pagar por la simple tarea de limpiar su ropa.

2. Tampones y toallas femeninas

Jessica Valenti del Guardian, escribe “Para muchísimas chicas, los productos que marcan el momento de ‘convertirse en mujer’ no son lo más natural del mundo, sino lujos. Y mundialmente, para las chicas jóvenes tener el período implica más gastos, días sin ir a la escuela y correr el riesgo de infecciones regulares. Todo debido a que numerosos gobiernos no reconocen la higiene femenina como un tema de salud”.

Un análisis de Jezebel y Drugstore.com informa que el costo de los tampones o las toallas femeninas para la mujer promedio asciende a US$60 mensuales.

Y esto se extiende a las mujeres de los países en desarrollo que, en algunos casos, carecen todavía de información básica sobre las mejores prácticas en materia de higiene femenina. Mark Mokhiber, funcionario de Naciones Unidas, ha dicho que la higiene es “un derecho humano que constituye un inmenso reto del siglo XXI al que aún no hemos respondido”.

3. Compras de la vuelta a clases

A las familias con chicos les cuesta un ojo de la cara prepararse cada año para la escuela. The Huffington Post informó que “el gasto del año pasado para la vuelta a clases promedió US$688,62 para familias con hijos en el ciclo escolar, pero se prevé que el gasto de este año promediará US$634,78, según la Federación Nacional de Comerciantes Minoristas. En suma, las familias deberán gastar un total de US$26.700 millones para niños en edad escolar, aunque la cifra asciende a US$72.500 millones cuando se suman a los cálculos los chicos en edad universitaria”.

Y esto afecta terriblemente a los pobres. Según NBC, “Un sondeo anual realizado por Huntington Bank constató que una mochila e insumos escolares para un estudiante de la escuela media implicará para los padres unos US$312, cifra superior al poco más de US$100 el año pasado –el gran salto se debe principalmente a una calculadora más costosa”.

4. Alimentos nutritivos

La comida saludable es cara, y no es ningún secreto que quienes enfrentan situaciones de pobreza tienen dificultades para pagar –sin hablar de tomarse el tiempo de preparar- comida saludable.

Reuters escribe que “más de 50% de las personas comieron alimentos vencidos o compraron comida en envases dañados o mellados. Esos alimentos son los que más probabilidades tienen de estar rebajados y pueden resultar peligrosos, especialmente si no se manipulan y almacenan en forma adecuada”.

Y un gran problema para los estadounidenses es comprar alimentos poco saludables. “Los alimentos chatarra procesados suelen ser más baratos que los alimentos frescos y muchas áreas de bajos ingresos se consideran ‘desiertos alimentarios’ dado que el acceso a provisiones asequibles y saludables es escaso. La alternativa es comprar alimentos baratos pero que dan una sensación de saciedad y son fáciles de conseguir –comida chatarra, papas fritas y gaseosa, por ejemplo. Esta práctica contribuye a las tasas elevadas de obesidad en poblaciones de bajos ingresos en el país”, escribe Shaun Best de Reuters.

5. Dormir bien

Las personas que no tienen domicilio y viven en la pobreza enfrentan una serie de problemas, entre éstos, encontrar un lugar donde dormir. Muchas veces, aun después de encontrar dónde recostar la cabeza, quienes viven en refugios, en las calles o se quedan en casas de amigos, no tienen la calidad de sueño que necesitan para su salud y para un buen desempeño en el empleo.

“La ciencia al alcance de todos pregona que la falta de sueño favorece la obesidad, la diabetes, una mala alimentación y una falta de productividad. Y sin embargo, aun los que no tendríamos problema en descansar unas sólidas ocho horas a menudo tenemos dificultades para dormir lo suficiente”, escribe Hanna Brooks Olsen para Atlantic. “No obstante, para quienes no tienen acceso a una cama, a una puerta cerrada y la alarma de un iPhone, la falta de sueño no se debe precisamente a la frívola decisión de comer más helado antes de la medianoche”.

6. Pañales

Un artículo publicado en Deseret News National Edition explica que las familias con niños en edad de pañales necesitan un margen extra para los pañales y no sólo por sus presupuestos. El hecho de que 30 por ciento de las familias de bajos ingresos no cuenten con una provisión adecuada de pañales también puede afectar la salud no sólo de los bebés sino de los padres.

“Cuando un niño usa un pañal mojado o sucio demasiado tiempo, tiene más probabilidades de contraer sarpullidos e infecciones del tracto urinario (UTI), según el estudio. Difíciles de detectar en niños que todavía no hablan, las UTI no tratadas pueden llegar a causar un grave daño en los riñones que puede desembocar en fibrosis, crecimiento deficiente y alta presión arterial en los niños afectados, según la Academia Nacional de Pediatría”, escribe Mercedes White.

Además, los padres que no tienen recursos para comprar suficientes pañales para sus hijos son más propensos a sufrir una depresión.

7. Transporte

Hay quienes acceden fácilmente a los autos, la nafta y el transporte público, pero moverse es algo que a numerosas familias de bajos ingresos en el mundo les cuesta mucho.

Un gráfico publicado en The Guardian muestra que los habitantes del Reino Unido en el quintil inferior del ingreso gastan una cantidad significativamente desproporcionada de su ingreso en nafta para autos. El quintil más pobre gasta US$16,36 en nafta y el quinto más rico de la población gasta US$52,87, pero el porcentaje de ingreso es asombroso: los US$52,87 que los más ricos gastan en transporte representan sólo 1 por ciento de su ingreso. ¿Para el quintil más pobre? Alcanza aproximadamente el 45 por ciento.

amcdonald@deseretnews.com Twitter @amymcdonald89

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Amy McDonald

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