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Qué significa ir de compras para una mamá

Qué significa ir de compras para una mamá


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Mi marido piensa que tengo un problema con las compras online. Su apreciación se debe principalmente a que es raro el día en que no llega un paquete a nuestra puerta de entrada, y muchas veces no puedo recordar qué hay adentro hasta abrirlo.

He tratado de explicarle a mi marido que las compras online son la única forma de comprar sin tener que ir a una tienda con dos niñas. Le he dicho que comprar en una tienda de verdad implica:

  1. Llegar a la tienda y elegir algunas cosas para probarme. Entrar en pánico porque no veo a mi hija de 4 años. Encontrarla escondida en medio de los percheros de ropa riéndose histéricamente.
  2. Estar probándome ropa cuando mi hija dice que tiene que ir al baño ya mismo o tendrá un accidente. A toda velocidad, volver a vestirme y correr hasta el baño más próximo, que generalmente está en otra tienda.
  3. Quedarme parada en el baño cantando canciones para relajar a mi constipada hija.
  4. Volver al vestidor para tener que correr semidesnuda a los pocos segundos porque mi hija descubrió que pasa perfectamente debajo de la puerta del vestidor y ahora sale corriendo, muy probablemente para recobrar su escondite en una de las docenas de percheros con ropa.
  5. Juntar a mi hija. Juntar la ropa. Hacer una cola para pagar interminablemente larga. Esperar. Esperar. Esperar.
  6. ¡Mi turno! Empezar a pagar. Hija informa que tiene que tiene que hacer pis y sí, es una emergencia. Por eso compro mi pijama online mientras mis hijas están tranquilitas en su cama. Comprar en tiendas reales y concretas es una de las cosas que abandoné como madre. La lista de placeres sencillos previos a la maternidad incluye cosas como: - Terminar una conversación. Ah, el lujo de hablar con otro ser humano sin ser interrumpido. He tratado de lograr esta meta inalcanzable enseñando a mis hijas a no interrumpir a mamá cuando está hablando, sino usar una señal de tocarse la nariz y esperar hasta que pueda hablarles. Esto funciona fantástico, sólo que ahora mi hija de 4 años cree que si no respondo inmediatamente a “la señal”, debe acercarse todo lo humanamente posible a mi rostro y respirarme humedad en la oreja con el dedo hundido en la nariz hasta que la persona con la que estoy hablando nos mira a mí y a ella como si estuviéramos locas. La mayoría de las veces, me conformo con poder simplemente completar un pensamiento en mi propia cabeza.
  • Usar el baño en soledad. Creo que esto se explica bastante bien por sí mismo. Pero sí, sería lindo no tener qué arbitrar quién tenía primero el libro para colorear desde mi trono de porcelana.
  • Hacer compras rápido. Qué tiempos aquéllos en los que podía ir de una corrida al correo o al banco. Ya hace rato que ya no existen. Ahora, cada “escala rápida” implica bajar a las chicas del auto, lo cual significa desenganchar el asiento del auto y esperar mientras las chicas se toman todo su tiempo para bajar. ¿Por qué tardan tanto, uno se pregunta? Primero, hay que encontrar los zapatos porque vaya a saber por qué está prohibido quedarse con los zapatos puestos cuando están en el auto. Después sigue la búsqueda de los objetos que deben acompañarnos indefectiblemente en este recado. A veces es una muñeca o un lápiz o un trozo de basura particularmente especial. Luego, llevamos a cabo el recado, negociando todo el tiempo a quién le toca oprimir el botón del ascensor, los botones del buzón, los botones de la puerta. Una vez concluido el recado, caminamos hasta el auto y ¿qué es esto? ¡Un bicho! ¡Un BICHO! Debemos detenernos a estudiarlo y hacer un millón de preguntas sobre el insecto. De modo que las madres aprendemos a lidiar con la pérdida de estos simples placeres que antes dábamos por sentado. Ahora escribo correos electrónicos en vez de mantener largos diálogos. Compro online en lugar de ir a las tiendas. Trato de limitar mis recados o los hago cuando no estoy apremiada por el tiempo porque si no es un insecto, lo que atraerá la mirada de mi hija será una hoja o una flor o una griega increíblemente interesante en la vereda. Pero francamente, no me importa abandonar algunos de estos hábitos pre-maternidad. De hecho, cuanto más abandono lo que era y adopto la realidad actual, más veo lo que me perdía antes. Al bajar el ritmo, veo cómo se iluminan los ojos de mi hija cuando a la salida del banco ve caminar una mariquita por su dedo. Veo a las chicas llenas de preguntas y curiosidad y cosas para decir sobre su mundo. Veo la creatividad en la manera de transformar los percheros de ropa en castillos y los vestidores en carreras de obstáculos.

Y si bien las compras y las tareas domésticas llevan un poco más de tiempo, estoy muy agradecida de tener a mis pequeñas ayudantes contribuyendo a que me desacelere y vea los momentos que se me presentan. Erin Stewart is a regular blogger for Deseret News. From stretch marks to the latest news for moms, she discusses it all while her 7-year-old and 4-year-old daughters dive-bomb off the couch behind her.

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