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El manejo de la tecnología y los medios sociales encabezó la lista cuando Deseret News preguntó a dos docenas de expertos cuáles son los mayores desafíos que enfrentan los adolescentes estadounidenses. Pero temas más difíciles, como el consumo de drogas y alcohol y un aumento de la violencia en las parejas, también requieren atención.
Los adolescentes actuales son el extremo final de los Mileniales, un grupo descrito en su momento por The Pew Research Center como racialmente más tolerante y diverso, más avezado en materia de tecnología y “conectado” socialmente que generaciones anteriores. Señaló que también tienen más probabilidades de decir que se sienten más cerca de sus padres, pese a que un número récord rechaza las opiniones políticas y religiosas de sus progenitores y otros.
También se cuentan entre los más distraídos, según el profesor de lengua del secundario Brian South de Naperville, Illinois. “Veo cómo mis alumnos son atacados por mensajes conflictivos todo el tiempo y no saben exactamente hacia dónde volver la atención en todo momento. Están en Facebook, Twitter, Tumblr, Instagram, lo que sea, y allí hay muchas voces. Veo una falta de capacidad para saber cómo escuchar en el momento presente”, dijo South.
En lo que se refiere a permitir que sus hijos adolescentes tengan la última tecnología, los padres quedan mal parados, independientemente de lo que decidan, dijo Garth Lasater, director adjunto de Ashcreek Ranch Academy, un programa de tratamiento residencial para adolescentes varones cerca de St. George, Utah.
“Para salir adelante académicamente, es imperativo tenerla en la casa. No es necesario tenerla para ser exitoso socialmente, pero esa es la exigencia”. El resultado es que a los chicos les cuesta más manejar las relaciones personales en forma saludable, dijo.
No es una ventaja para los adolescentes estadounidenses –la Oficina del Censo dice que ascienden a casi 28 millones- tomar decisiones que a menudo tendrán impacto en sus vidas durante años pese al hecho de que sus cerebros no estarán totalmente desarrollados hasta alrededor de los 25 años, dijo.
Sustancias y sexo
Como era de esperar, las drogas y el alcohol son vistos como grandes problemas para los jóvenes, pese a que ha disminuido el consumo para la mayoría de las sustancias. Tina Sustaeta, terapeuta en Austin, Texas, dijo que los chicos han perdido sensibilidad a las drogas porque las ven en todas partes.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los chicos de 12 a 20 años beben 11 por ciento del alcohol que se consume y casi 4.300 muertes al año corresponden al consumo de menores. Once años es la edad promedio a la cual los varones prueban el alcohol, en tanto para las chicas es 13 años. CDC dice que entre los peligros para los jóvenes figuran la actividad sexual no planificada, una mayor probabilidad de accidentes vehiculares, otras lesiones y problemas de salud, adicción a las drogas y otros.
El abuso sexual domina las preocupaciones de Diane Cranley, en tanto Lasater habla del daño que hace en los chicos el consumo de pornografía, con la que pueden tener un primer contacto ya a los 8 años.
Cranley, presidente de Talk About Abuse to Liberate Kids Inc., con sede en Laguna Niguel, California, dijo que 40 por ciento de los adolescentes habían sido sexualmente presionados y abusados. Es uno de los problemas más evitables en la infancia, dijo, si las familias hablan de las conductas de acoso que usan los pederastas, desde conseguir que alguien se acostumbre a ser tocado (en un primer momento inocentemente) hasta generar culpa, miedo y vergüenza. Existe una capacitación online destinada a la familia para evitarlo en taalk.org/training.
Para Lasater, los adolescentes que consideran la posibilidad de una relación deben preguntarle a la posible pareja sobre la exposición y el uso de pornografía ya que es invasiva y perjudicial. También deben ser escépticos si la respuesta es “ninguna”.
Desafíos en la escuela
El acoso (“bullying”) aparece reiteradamente como un problema para los adolescentes, pero el profesor del secundario South duda que se haya incrementado, dice. Ve con frecuencia a adolescentes que se llaman la atención mutuamente por la mala conducta, dijo. Pero no es así como lo ve Jennifer Rex-McCray, una madre de Sacramento, cuyos hijos tienen 16 y 20 años.
“Se ha vuelto mucho más agresivo”, dijo, describiendo a unos chicos que conoce que subieron una foto y escribieron cosas despreciativas sobre una chica online y otros que compartieron públicamente cartas privadas que recibieron. “Siento que muchos de los chicos no son vigilados online y muchos padres en realidad no se ocupan”, dijo. “Tienen carta blanca. Yo crecí en un pueblo pequeño. Si me veían fumando un cigarrillo, alguien se lo decía a mamá. Ahora es distinto”.
Stopbullying.gov del Departamento de Servicios Humanos y Salud de los Estados Unidos informó que 28 por ciento de los estudiantes de sexto grado en adelante dicen que han sido acosados en la escuela. Más del 70 por ciento ha visto situaciones de acoso y casi un tercio admite que ha acosado a otros. Cuando intervienen testigos, el acoso se interrumpe dentro de los 10 segundos casi 60 por ciento de las veces, dijo.
Heather Beaven, CEO de The Florida Endowment Foundation for Florida’s Graduates, una organización con sede en Flagler Beach, trabaja con todo tipo de chicos, desde chicas con expectativas realistas de científicas espaciales hasta jóvenes con dificultades para graduarse.
Le preocupa que problemas graves como el delito y las drogas sean sintomáticos de otras cosas, como el hecho de que no haya tiempo suficiente de calma para disfrutar la escuela en medio de horarios tan intensos, que en la mayoría de los distritos del país “los chicos ya no tengan la posibilidad de explorar”.
Ve chicos para los cuales la música, el arte y otros programas “optativos” son la única razón por la que pueden soportar la escuela, pero esos programas se recortan cada vez más. La presión es tan intensa que a veces los chicos llegan al secundario convencidos de que ya perdieron sus oportunidades de prepararse para una carrera –que perder determinado curso de matemática en séptimo grado significa que no podrán volver a ponerse al día. No es saludable, dijo.
Paternidad básica
Cuando los niños son pequeños, los padres les prometen mantenerlos a salvo y controlar si hay monstruos debajo de la cama. Pero los monstruos que pueden preocupar a los adolescentes –hechos violentos actuales, el arresto o el suicidio de un conocido, episodios de tiroteos en alguna escuela en otro lugar- no generan el mismo nivel de preocupación de parte de los padres, dijo Sustaeta.
“Incluso con mis propios adolescentes, tengo que acordarme de prestarles mucha atención a nivel emocional… Las imágenes y los videos son instantáneos y se reproducen una y otra vez con los medios sociales, de tal modo que nos volvemos insensibles. Esos son los chicos que veo: las reacciones comunes son dificultades de concentración, desencanto, les genera nerviosismo subir al autobús o ir a la escuela. Es muy probable que sufran de ansiedad. La depresión puede ser situacional o genética”.
Los chicos suelen usar los medios sociales para darse mutuo apoyo y tener una voz. “Los chicos y los adolescentes no están preparados para ayudar a otros chicos y adolescentes porque sus cerebros se hallan en el mismo nivel. Es algo que veo constantemente”, dijo Sustaeta.
Lasater ve a padres que deploran abrirse camino en las carreras a costa del tiempo con los chicos. Es difícil hacer las paces, pero la honestidad ayuda. Él sugiere reconocerlo y hacerles saber a los chicos que si quieren hablar de eso, su padre los escuchará gustosamente.
Cuando los padres establecen límites, deben dejar la puerta abierta de modo que un chico que se extralimita pueda no obstante llamar a mamá o papá para que lo socorran. McCray le ha dicho a su hijo que consumir alcohol no es aceptable, pero ella sabe que continúa haciéndolo. Si está en una fiesta donde algunos beben, “me llaman para que vaya a buscarlo porque si lo escucho de un oficial de la policía será una mala noticia”.
No ve a muchos adultos que vigilen a los adolescentes de hoy. Su estrategia de paternidad ha sido hablar mucho con sus hijos y conocerlos a ellos y sus amigos. “Soy la mamá que se ofrece de voluntaria para recoger a los chicos a medianoche después del concierto. Quiero involucrarme”.
La paternidad permisiva deposita a los chicos en la puerta de su programa, dijo Lasater. “Hay cosas que podrían haberse manejado con mucha más eficacia si el padre hubiera sido un padre en lugar de querer ser un amigo”, dijo, agregando que la necesidad de estructura y límites es fuerte, pero que cuando los chicos entran en la adolescencia, los padres tienden a ceder “para que dejen de estar enojados. No lo hagan”.
“Creo que lo más importante que se puede hacer por un hijo es mantener un interés constante y conversaciones sobre sus inclinaciones. Son ellos las únicas personas que los ayudan a descubrir quiénes son”, dijo Beaven. Asegurarse de que un chico aprenda un idioma extranjero también es fundamental, agregó.
“Debemos criar a chicos que sean curiosos respecto de sí mismos y del mundo que los rodea. Es la única manera de que puedan competir”.
Por sobre todo, dijo Lasater, los padres que hacen cambios y fortalecen a la familia deberían abordar esta etapa con tranquilidad espiritual, no con ánimo de guerra. “Están atravesando una época complicada de adolescencia, descubriendo quiénes son. Es un tiempo muy movido”.
Para los padres, dijo, siempre es “un equilibrio fino y delicado” entre demasiada o muy poca intervención de su parte. Email: lois@deseretnews.com, Twitter: Loisco
