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”El producto más franco, más libre y más privado de la mente humana es una carta de amor”, Mark Twain.
Sin caer en lo ridículo, antigua o fuera de tiempo, el alcance de la tecnología aún no ha podido romper con la barrera de lo impersonal.
Ha tratado de convencernos de que ahora nos “comunicamos más” y que estamos mas cerca cuando en verdad cada vez nos limitamos a mensajes más cortos y las distancias sólo se han alargado.
Se aplica igual a cuando estamos rodeados de personas pero en realidad estamos solos, o sea que estamos al alcance de todo y todos no significa que creemos vínculos o nos hagamos más tiempo para hablar.
Es como estar envueltos en un letargo y sin darnos cuenta un “tbq” (también te quiero) “Lol” (Laugh out loud, río a carcajadas, en sus siglas en inglés) o un simple “jajaja” paso a ser la expresión más significativa de nuestras emociones o sentimientos creando así mucha confusión y una equivocada interpretación de los mensajes.
¿A cuantos de nosotros no nos ha pasado que entendimos un MSM en forma errónea?
No es que quiero volver a que “lo viejo es mejor” o “en nuestras épocas”, lo que si sé es que si no recuperamos o defendemos una forma mejor de comunicación, los afectos y emociones serán afectadas. La tecnología seguirá avanzando y cada vez será más extraordinaria, pero eso no significa que ocupará nuestro lugar o el de otra persona.
Víctor Hugo lo dijo muy bien en una carta a su amada Adele Foucher: “Tienes razón. Hay que amar y luego hay que decírselo y luego hay que escribírselo y luego hay…..”.
Las cartas de amor! ¿hace cuanto que no se habla de esto? yo misma le pregunte a mis compañeros de trabajo, ¿hace cuanto que no le escribes una carta de amor a tu esposa? Te mando una foto? Me contestó.
Hice otro intento fallido en mi Facebook; redacté un breve mensaje de la importancia de escribir una carta de amor y desafié a quien quisiera escribirme una carta a mi, incluyendo amigos/as. Solo recibí tres “me gusta” a la idea, cuando vemos al menos una veintena de “me gusta” si se trata de cualquier otra cosa.
Comencé a preocuparme seriamente y a pensar, entonces no es tan simple como pensé, es más que un simple letargo o comodidad, es que nuestros corazones se están enfriando.
Es tan común no decir lo que sentimos o como nos sentimos que intentar hacerlo es una incomodidad.
Entonces entendí que la tecnología avanza porque nosotros le damos lugar. La tecnología no nos beneficia, nosotros la beneficiamos.
Y tú , ¿hace cuanto que no escribes una carta de amor?
Viviana Domínguez reside en Utah, es Psicopedagoga, nacida en Argentina. Disfruta de escribir, es autora de poemas y actualmente se encuentra trabajando en la publicación de una colección de libros infantiles de su autoría. Si desea comunicarse con Viviana puede mandarle un correo electrónico a hormi10@hotmail.com.