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Padres y especialistas dicen a menudo que los niños son como esponjas que absorben constantemente todo lo que ven y escuchan. Eso queda ejemplificado en una investigación de la Universidad Cornell que explora cómo los niños aprenden la relación entre causa y efecto a través de sus experiencias cotidianas. Es natural que gran parte de aquello que los niños absorben proceda de sus padres.
En un reciente artículo del Urban Child Institute, una organización sin fines de lucro que apunta al bienestar de los niños, el instituto analiza el hecho de que las experiencias de la vida tienen un enorme impacto en el cerebro de un niño aunque éste tenga no más de dos años de edad. El instituto destaca que los niños corren riesgos ante toda experiencia negativa persistente en esa etapa, pero que esos primeros años también pueden constituir una importante oportunidad para que los padres y otras figuras de autoridad ejerzan sobre ellos una influencia positiva desde temprana edad.
¿Qué mejor manera de aprovechar esa oportunidad que mediante actos que obren como excelentes ejemplos para los hijos? Las siguientes son cuatro cosas que pueden hacerse como padres para ejercer una influencia positiva en los hijos.
Reírse con el cónyuge
La investigación indica que la forma en que los cónyuges interactúan delante de los hijos puede tener un profundo efecto en ellos.
En un artículo de Psychology Today, Lisa Firestone, psicóloga clínica y directora de investigación y educación de la Glendon Association, escribe sobre los sentimientos de culpa que los niños experimentan con frecuencia cuando la relación entre sus padres no es fluida.
“(Los niños) suelen sentir que deben atender las necesidades emocionales de todos, una presión que puede hacerlos sentir deprimidos y estresados”, dice Firestone.
Cuando una persona ríe y sonríe con su cónyuge delante de los hijos, éstos se sienten más estables y seguros, y Firestone destaca que, cuando los padres son felices, también lo son los hijos. Es por eso que los cónyuges deben hacerse el tiempo necesario para reír, sonreír, bromear y jugar entre ellos con la mayor frecuencia posible, ya que eso genera muchos beneficios para todos.
Asistir a los eventos escolares de los hijos
Un estudio de 2012 de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, la Universidad Brigham Young y la Universidad de California-Irvin, determinó que cuanto más participen los padres en la vida escolar de los hijos, mejor será el rendimiento escolar de los niños.
Toby Parcel, profesor de la Universidad del Estado de Carolina del Norte y uno de los autores del estudio, destacó que asistir a los eventos escolares y participar en la vida escolar de los hijos “rinde frutos” en el desempeño académico.
Tal vez los padres puedan hacerse el tiempo para visitar el aula de sus hijos una vez al mes u ofrecerse como voluntarios en la feria anual de libros de la escuela. Cuando los hijos ven que los padres hacen de sus actividades escolares una prioridad, se dan cuenta de lo importante que es la escuela.
Preparar comidas saludables en casa
La obesidad infantil no es un problema nuevo. Los Centros para el Control de Enfermedades determinaron que en 2012 más de la tercera parte de los niños y adolescentes tenía sobrepeso u obesidad, y que la obesidad infantil se ha duplicado en los últimos treinta años.
Comer de forma saludable es una forma simple pero muy efectiva de dar un excelente ejemplo a los hijos y de cuidar la salud de padres e hijos. Un estudio que publicó el American Journal of Clinical Nutrition indicó que la causa principal de la obesidad infantil no es la comida rápida sino los hábitos de comida que los niños observan y aprenden en su casa. Enseñar a los hijos a preparar comidas nutritivas y deliciosas es algo que necesitan ver mientras crecen.
Hacer a un lado el teléfono inteligente
No son sólo los niños los culpables de la obsesión por el teléfono inteligente.
Un artículo de NPR de 2014 cita un estudio antropológico que realizó el Boston Medical Center en el cual los investigadores observaron a cincuenta y cinco parejas diferentes de padres en el momento en que cenaban con sus hijos pequeños.
Determinaron que en cuarenta de las cincuenta y cinco parejas se usaba un teléfono móvil en algún momento de la comida y que muchos se mostraban más interesados en el teléfono que en los hijos.
Dar el ejemplo de hacer a un lado el teléfono durante la comida familiar podría tener efecto en los niños y en su futura conducta en relación con los teléfonos inteligentes. Enseñarles que las interacciones presenciales son más importantes que mirar una pantalla es algo que en la actualidad los niños necesitan ver con desesperación. Cecilia Beltramo is a Uruguayan translator, journalist and borzoi breeder living and working in Buenos Aires, Argentina, for several years now for both local and international media. You can contact her via email at: ceciliabeltramosalaverria@gmail.c
