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Con frecuencia se escucha decir que el matrimonio y las relaciones amorosas son algo de a dos y que son cincuenta y cincuenta por ciento, sin embargo, recientemente me encontré con un concepto diferente; ‘el divorcio es cincuenta y cincuenta; el matrimonio es cien y cien’.
Los dos conceptos son similares, pero los resultados de ambas ecuaciones son diferentes. La matemática utilizada es muy simple, si cada parte invierte sólo la mitad de su potencial total en una relación, entonces ¿qué pasa con todo lo demás que forma parte de la otra mitad?
En una relación de amistad la noción de aportar un cincuenta y un cincuenta funciona perfectamente. Sin duda a nadie le gusta estar involucrado en una relación en donde una persona da más que la otra. Y aunque estas amistades existen, tienden a no ser duraderas.
¿Pero por qué esto no funciona en una relación amorosa? Si usamos la lógica y aplicamos la misma ecuación en el amor, este encuentra sentido en nuestro cerebro casi instantáneamente. Si él trabaja afuera, yo trabajo en casa, si él sale con sus amigos los viernes, yo puedo hacerlo otro día, si ella nunca lava el auto, yo tampoco tengo que hacerlo…. Y podríamos seguir con esta lista casi interminablemente.
Al final y al cabo la relación se convierte en un largo inventario de lo hay y de lo que se debe.
Un artículo recientemente publicado en una página web titulado: “¿El secreto de un matrimonio? No lleves un puntaje!” tenía como objetivo buscar en las parejas que permanecieron juntas por muchos años el secreto de la durabilidad de sus relaciones para dejárselos como legado a las parejas más jóvenes.
Las entrevistas a estas parejas formaron parte de este proyecto al que llamaron ‘Legado’. En la búsqueda del secreto de la felicidad de etas personas, la mayoría de las respuestas incluyeron las frase “es acerca de dar y recibir”.
Luego de escuchar esta respuesta tantas veces se les ocurrió preguntarle a una de las parejas si al decir “dar y recibir” se referían a que el matrimonio se trataba de un esfuerzo en donde cada uno daba el cincuenta por ciento. La respuesta fue un rotundo NO.
Alvin, de 87 años de edad y casado por 63 dijo: "No considere el matrimonio un asunto de 50-50! Considérelo un asunto de 100 por ciento. La única manera en la que usted puede hacer que un matrimonio funcione es que ambas partes den un cien por ciento todo el tiempo".
Si volvemos a nuestro ejemplo acerca de la amistad, en donde el 50 y el 50 funcionan, al transferirlo al amor, no. Ambas partes tienen que poner todo de si mismos. Por ejemplo, en el caso de una enfermedad, si uno de los dos no puede cumplir con la ‘lista de deberes’, el otro necesita usar su cien por ciento y cubrir por los dos para que la ecuación funcione nuevamente.
Antonieta, casada por 60 años, dijo que cada cónyuge tiene que traer una actitud desinteresada diariamente: "Cuando te levantas por la mañana, piensa, ¿Qué puedo hacer para que su día sea un poco más feliz? (…) si usted se centra en la otra persona aunque sólo sea por esos cinco minutos ni bien se despierta, va a crear una gran diferencia en su relación. Esto hará probable que realmente funcione por muchos años. Así que comience cada día pensando en lo que puede dar a esa persona especial en su vida".
Karl Pillemer, director del proyecto, concluye en que en el matrimonio, "la actitud de uno tiene que consistir en dar libremente. Y de acuerdo a los ancianos, si comienza a mantener un puntaje está en serios problemas. Para el éxito a largo plazo, las parejas tienen que orientarse a dar más de lo que reciben. Ambas personas están contribuyendo a una relación, los beneficios de los cuales trascienden los intereses inmediatos en un día determinado”.
En una relación de amistad, ambas partes comparten sólo una porción de sus tiempo, de su vida, de sus metas. En una relación amorosa, se comparte toda la vida, las metas, los sueños, los proyectos. Se trata de dos personas unidas para perseguir la máxima expresión de la felicidad para ambas partes. El resultado de la unión del cien por ciento de los esfuerzos de dos seres humanos es la entrega total con la confianza de que no se trata de un riesgo, sino de una inversión, en donde no hay un perdedor o un ganador; solo hay un fin: la felicidad del otro significa haber alcanzado tu propia felicidad. Mariel Reimann is the Media Manager at KSLespanol. She's studied law at the National University of Cordoba, currently resides in Salt Lake City, Utah. Email: mreimann@ksl.com
