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La idea para esta columna nació tras leer el jueves una interesante nota del New York Times (NYT) que describía una simple ecuación.
La fórmula del progreso, se podría decir: Más educación = Más ingreso. El periodista toma cálculos del economista de Harvard Lawrence Katz para comprobar con números una fórmula que a ojo de buen cubero tiene mucho sentido.
Y luego expresa su preocupación por el futuro de Estados Unidos (EU) por ciertos resultados del reporte sobre educación de la OCDE 2014. En particular, las estadísticas comparativas de los niveles educativos de los ciudadanos de un país respecto al de sus padres.
Resulta que EU está casi en el cabuz: apenas un 30% de los hijos están mejor educados que sus padres.
Algo preocupante. Porque, si Educación = Más ingresos, el desarrollo de un país requerirá que los hijos siempre estuvieran mejor preparados que sus padres. Rusia y Corea del Sur encabezan la métrica: 60% tiene mejor preparación que sus progenitores. Bueno, pues en la tabla del NYT no encontré a México.
Raudo y veloz busqué este reporte… y nada. México no aparece en esta estadística ni otras relacionadas a los efectos transformadores de la educación, como su impacto en el ingreso.
Es una lástima que no existan estas cifras. Habrá que conformarse con lo ya conocido del patético estado de nuestro sistema educativo.
Por ejemplo, que nuestros estudiantes sean los más burros en la prueba PISA, o que no haya avances en los resultados de ENLACE (o la prueba que la sustituya), que la sexta parte de los "maestros" cobren sin dar clases, que todos los años se mal usen 35 mil millones de pesos del presupuesto educativo, que el 28% de las escuelas del país no tengan agua o que en estados enteros un sindicato retrógrada bloquee cualquier medición del desempeño de los maestros.
Pero en una fecha para celebrar a México analicemos otro punto de la nota del NYT: progreso implica que el futuro sea mejor que el presente.
Quizá esta frase sea una verdad de Perogrullo, pero puede convertirse también en la vara con la que midamos el avance en nuestra vida, empresa o país.
Y la verdad, muchas cosas en México reprueban bajo esta visión. Ejemplo: que triste que en Nuevo León se añore a un gobernador tan gris y malo como Natividad González. Pero comparado con Medina, Nati es un súper héroe. Haga la prueba: ¿añora a gobernantes pasados? Mal vamos. Pues así por el estilo en los servicios de salud, infraestructura urbana, precio de energéticos, impuestos y fiscalización, corrupción, inseguridad, etc.
Y hablando de progreso, acabo de estar en una junta en Nueva York donde analistas expertos hablaron sobre Latinoamérica.
Sin sorpresa: el consenso ve un porvenir brillante para México. Nos siguen poniendo de ejemplo, y no sólo regional sino globalmente. Y obvio, el optimismo proviene de las reformas estructurales.
De acuerdo: éstas por lo menos nos dan la oportunidad de atacar tremendos cánceres como el clientelismo, amiguismo, corrupción y falta de competencia.
Pero entre las alabanzas generalizadas de los ponentes, también se dejó ver otra realidad: Latinoamérica (y claro, México) es la región del eterno futuro promisorio. Y con excepción de Chile, un lugar donde los "países favoritos" cambian rápidamente. Ayer Brasil, hoy México. ¿Y mañana?
Para que México cambie en serio, hay que voltear al mundo de los negocios. El avance gradual y consistente en el tiempo es la mejor arma de un competidor débil que enfrenta a uno poderoso (Toyota, por ejemplo).
¿Cómo emparejarse? Fijando objetivos cortitos, mejoras pequeñas y continuas, mediciones precisas y tomando paciencia. El camino de mejora siempre es largo. A nivel personal, empresarial y a nivel país.
Por lo pronto, espero que nos toque algún día celebrar un 16 de septiembre con vítores como estos:
· ¡Viva la competencia que trae mejor calidad y precio!
· ¡Vivan los maestros que se enfocan a la mejora del estudiante!
· ¡Vivan las obras bien hechas y baratas!
· ¡Viva una justicia abierta, expedita y eficaz!
· ¡Vivan los funcionarios honestos que dan resultados!
· ¡Viva el buen uso de los recursos!
· ¡Vivan los impuestos justos para todos y no para unos pocos!
· ¡Viva un sistema dónde los hijos siempre superen a sus padres!
El día en que gritemos así, México habrá cambiado. Pasaremos de ser un país de promesas futuras a uno de realidades presentes.
Por lo pronto, espero haya celebrado a gusto ayer por la noche… y le deseo que su mañana sea siempre mejor que su hoy.
En pocas palabras… "El progreso es imposible sin el cambio. Y los que nunca cambian de opinión no pueden cambiar nada".
George Bernand Shaw, dramaturgo irlandés.
Twitter: @jorgemelendez Podcast:
