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Cómo contribuye un educador a poner fin al tráfico sexual en India

Cómo contribuye un educador a poner fin al tráfico sexual en India


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En 2011, cuando Casey Allred era director de una escuela que contribuyó a crear en un pueblo de India, advirtió que empezaban a desaparecer las niñas, sobre todo las doce o trece años. Comenzó a buscarlas sin mucha suerte, hasta que por fin habló con un abogado local.

“Me contó que a su oficina acudían todo el tiempo padres que buscaban a sus hijas perdidas”, dice Allred. “Las niñas eran objeto de tráfico en el mercado del sexo.”

Allred visitó India por primera vez cuando estudiaba en la Universidad del Estado de Utah y contribuyó a fundar Effect.org, una organización sin fines de lucro que construía escuelas en pueblos que no tenían acceso a educación.

Ahora Allred, que tiene veintiocho años, produce una película titulada “Stolen Innocence” (Inocencia robada) junto con el director Chris Davis y recauda dinero para el filme en Kickstarter. La película, cuyo rodaje comenzó hace seis meses, documenta su exploración, que abarca desde hogares pobres de la zona rural de India hasta prostíbulos de Bombay con prolongaciones en las calles.

Según una estimación, cada ocho minutos desaparece un niño en India, donde el gobierno calcula que en la actualidad hay medio millón de niños perdidos.

Reunir y verificar datos sobre el tráfico sexual puede resultar difícil, sobretodo debido al carácter delincuencial del negocio y a que en ocasiones las víctimas no quieren que se las identifique como tales, a lo que se suma el hecho de que este año se descubrió que Somaly Mam, la principal activista internacional en la lucha contra el tráfico sexual, había inventado parte de su propia historia como víctima. La UNESCO señala que, si bien las estimaciones varían, hay “amplia coincidencia” en que la cantidad de víctimas a las que se ayuda es una mínima parte de aquellas que son objeto de tráfico.

Los especialistas consideran que la combinación de leyes laxas y la victimización de familias de una pobreza desesperante -a las que menudo los secuestradores engañan diciéndoles que se trasladará a sus hijas a las ciudades para trabajar como barrenderas o lavaplatos-ha convertido India en el epicentro del tráfico sexual desde hace varios años.

Allred apunta a destacar los sufrimientos de las niñas indias y, mediante entrevistas a sobrevivientes y a los grupos sin fines de lucro que contribuyen a su rescate y rehabilitación, a mostrar un camino hacia la resolución del problema.

Puede resultar difícil entender, desde un punto de vista occidental, cómo se separa a las niñas de sus familias. Pero el problema está atravesado por diferencias culturales y, lo que tal vez lo más importante, por una extrema pobreza, dice Allred.

Es mucho más fácil convertirse en víctima, sostiene, cuando se vive en un entorno de depravación y toda la vida pasa por conseguir comida para cada día.” Para casarse, con frecuencia esas jóvenes deben aportar una dote que a las familias pobres les cuesta mucho reunir, de modo que el ofrecimiento de un “buen empleo” en la ciudad puede parecer una bendición, dice Allred.

Según un estudio, la mayor parte de las víctimas procede de zonas rurales, y casi la mitad declaró que sus familias ganaban alrededor de un dólar por día. Aproximadamente el 78 por ciento de las víctimas del país son de Bengala Oeste, una de las regiones más pobres del país.

En ocasiones también se intimida y hasta amenaza a las familias, dice. “Cuando se es pobre y de una clase inferior –como consecuencia del sistema de castas-, es menos probable que la policía haga algo o escuche.”

Allred ha trabajado con grupos sin fines de lucro para tener acceso a prostíbulos de grandes ciudades como Bombay, adonde se lleva a la mayor parte de las niñas –a menudo drogadas-antes de enviárselas a proxenetas o a prostíbulos que pagan a los secuestradores.

Le ha sorprendido descubrir que los burdeles tienen ramificaciones en las calles, y en India la demanda es sobre todo local, a diferencia de en Tailandia y zonas del sudeste asiático, donde el turismo sexual es muy popular. India experimenta una rápida urbanización, y muchos jóvenes –en especial, hombres jóvenes- se vuelcan a las ciudades en un intento de salir de los asentamientos precarios y romper el círculo de pobreza, con lo cual aumenta la demanda de cosas como la prostitución.

Un estudio de la organización filantrópica Dasra informó que el flujo de trabajadores migrantes que llega a megaciudades como Bombay ha “derivado en un rápido aumento de la demanda de sexo barato” porque “la soledad, sumada al anonimato de la ciudad”, lo ha convertido en una opción atractiva. La mayor parte de los trabajadores migrantes admite que ha pagado por sexo.

La demanda y una economía fría y descarnada se combinan para impulsar el tráfico sexual, y las sobrevivientes con las que Allred ha hablado dicen que se las obliga a prestar servicios a unos veinte hombres al día, lo que significa que cada una genera mucho dinero, del que por lo general ellas nada perciben.

El estudio de Dasra afirma que el aumento del tráfico sexual en India obedece a una “inmensa rentabilidad con un mínimo de riesgo” y que un margen de ganancia neta de más de 70 por ciento hace del tráfico “uno de los negocios más rentables del mundo.”

Allred, que ha visitado tres ciudades y que con el dinero de la campaña de Kickstarter espera filmar en otras y presentar su película en Sundance el año próximo, ha trabajado con grupos sin fines de lucro locales. Le dicen que en los últimos cinco años el problema se ha “descontrolado” y que por cada niña que rescatan saben que hay otras cinco secuestradas.

De todos modos, hay rescates, dice Allred, y hay esperanza. Hasta ahora ha filmado en India, Nepal y Bangladesh, y entre los entrevistados se cuentan figuras turbias del tráfico que ha capturado por medio de cámaras ocultas. Pero presenta también historias esperanzadoras de sobrevivientes y de quienes las rescataron.

Espera dar a conocer –y contribuir a recaudar dinero para- grupos locales sin fines de lucro que trabajan para desbaratar los círculos de tráfico sexual y devolver a las niñas a sus familias o rehabilitarlas.

“Con esta película queremos que la gente se sienta motivada a hacer algo al respecto, no que se limite a la depresión y la tristeza. La fortaleza de las niñas y de las personas que las ayudan es una fuente de inspiración. Queremos que el público vea que tiene formas de contribuir a la solución.” Cecilia Beltramo is a Uruguayan translator, journalist and borzoi breeder living and working in Buenos Aires, Argentina, for several years now for both local and international media. You can contact her via email at: ceciliabeltramosalaverria@gmail.c

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Lane Anderson

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