News / 

¿Sufrimos más de lo necesario?

¿Sufrimos más de lo necesario?


Save Story
Leer en español

Estimated read time: 7-8 minutes

This archived news story is available only for your personal, non-commercial use. Information in the story may be outdated or superseded by additional information. Reading or replaying the story in its archived form does not constitute a republication of the story.

Pregunta:

Mis hermanos me han herido mucho, y también a mi familia, y llevo años disgustado con ellos. Escucho que la gente dice todo el tiempo, “el tiempo todo lo cura”. Me pregunto el tiempo de quién, cuánto tiempo y cómo se produce la curación, ya que el tiempo pasa y no me siento mejor. ¿Algunas cosas llevan más tiempo? ¿Es posible que nunca logre perdonarlos? En verdad trato de dejarlo atrás, pero cada vez que pienso en lo que hicieron vuelvo a disgustarme. ¿Me puede dar algún consejo?

Respuesta:

La verdad es que el tiempo no cambia nada. Hay que trabajar para cambiar la forma en que nos sentimos, y eso es algo que se puede hace en cualquier momento. Hay situaciones en las que cierta distancia disminuye el dolor y puede llevarnos a perdonar con más facilidad, pese a lo cual se tendrá que cambiar la forma en la que se ve la situación para sentirse mejor.

Hay gente que nunca cambia de mentalidad y sigue sufriendo eternamente por agravios pasados. Un lector me contó que su padre no le habla desde el Día de Acción de Gracias y que no le había hablado a su hermano desde 2002. La mayor parte de esa gente permanece inmovilizada porque no sabe cómo cambiar de perspectiva (eso es lo más habitual) o no está dispuesta a cambiarla porque obtiene algún beneficio de mantener abierta la herida.

Hace un par de semanas, escribí un artículo sobre los singulares beneficios del pensamiento negativo. Si alguien sospecha que puede seguir enojado por algún motivo inconsciente, tal vez le convendría leerlo.

Hay que entender que cambiar, sanar y perdonar son elecciones. Algunas personas hacen esa elección con rapidez y sólo sufren durante un período breve. Otros se aferran al malestar y optan por sufrir durante mucho tiempo (por lo general porque no saben cómo elegir otra cosa).

Es interesante que la mayor parte de la gente sana más rápido si el agravio se relaciona con un desconocido que si comprende a un familiar cercano. Por lo que parece, cuando más estrecha es la relación, más profunda es la herida. El estado interior de cada uno también determina cuánto dolor causa un agravio. Si se tiene muy baja autoestima y alguien nos critica, eso causará una herida más grave que si se tiene la autoestima alta. En definitiva, sin embargo, cada uno tiene el poder de elegir de manera consciente si un agravio es un profundo desgarro muscular o apenas un rasguño.

Buda enseñaba que cuando se produce un agravio hay que decidir si va a ser una línea divisoria en el agua, que se cierra de inmediato, un corte en la arena, que desaparece en un día o un corte en la piedra, que puede persistir durante décadas. De cada uno depende cuánto sufrir y durante cuánto tiempo.

Cuando nos ofendemos, de inmediato creamos una historia en torno del agravio (de forma consciente o inconsciente), y esa historia determina la cantidad y la extensión del sufrimiento. Tal vez podemos tomarnos un tiempo y escribir la historia que hemos creado en torno a ese agravio, para luego hacernos las siguientes preguntas:

- ¿Elijo mantener esto por algún motivo? ¿Mantenerlo me genera algún beneficio? ¿Presentar a los otros como los villanos satisface mi ego?

- ¿Persistir en la ofensa ayuda a la gente con la estamos enojados a crecer? ¿Mantener esta situación es útil para alguien?

- ¿Quién es el que más sufre como consecuencia de mi persistencia en la ofensa?

- ¿Podría analizar la situación de alguna otra manera para poder aprender de ello y abandonar el dolor y el sufrimiento que ocasiona?

- ¿Este agravio me ayuda a aprender y a crecer? Si lo tomo como una lección perfecta, ¿cuál fue la enseñanza para mí?

Hay que recordar que la vida es un aula y que cada experiencia es una lección. Esta experiencia de la vida nos facilita una oportunidad para aprender. Tomarlo de esa forma nos permite ver el regalo oculto en la experiencia (el efecto positivo que ha creado). Toda experiencia negativa genera siempre algo positivo. Algunas experiencias nos hacen más fuertes, más sabios, más afectuosos o nos hacen sentir empatía con los demás.

Pensamos que la forma más rápida de cambiar la manera en que nos sentimos en relación con un agravio es verlo desde una perspectiva diferente. Cuando podemos el elemento positivo que ha creado en la vida, y logramos considerarlo una lección perfecta de nuestro viaje de aprendizaje, tal vez descubramos que ni siquiera necesitamos perdonar a nuestros hermanos. La claridad puede hacerlo.

Por otra parte, aferrarse al odio es como meter la mano en el fuego para tomar un carbón ardiente que lanzarle al enemigo, para luego darnos cuenta de que somos nosotros los quemados. Tendría mucho más sentido verter agua sobre todo el asunto y dejar que se diluya.

Hay que conservar las lecciones que esa experiencia nos enseñó (lo positivo), pero convertirlas en un aprendizaje constante. Todos somos estudiantes en el aula de la vida, y es mucho más lo que nos queda por aprender. También hay que recordar que cuando se carga gran cantidad de viejos desperdicios malolientes del pasado, tenemos los brazos demasiado ocupados para recibir las cosas nuevas y maravillosas que la vida nos proporciona hoy.

Es hora de dejar la basura y de concentrarse en lo bueno de nuestro mundo para elegir el amor. Hay que optar por ver a la gente con objetividad como estudiantes y por permitir que todos sean un trabajo en progreso, tal como nosotros. Hay que elegir ver su valor sin que sus errores lo empañen. Cuando lo hagamos, de forma inconsciente veremos nuestros propios errores sin que éstos afecten afecten nuestro valor, por lo que nuestra autoestima crecerá.

Damos a esto el nombre de Ley del Perdón. Se recibe lo que se da. Cuando criticamos y juzgamos a otros, se alienta la idea de que la gente puede no ser “suficientemente buena”, lo cual terminará por afectar nuestra autoestima. Sentiremos que tampoco nosotros somos lo suficientemente buenos.

Tim Eversole dice que hay dos tipos de personas.

Hay gente que magnifica lo bueno, que ve en el mundo más cosas buenas y que tiende a sentir más alegría. Esas personas minimizan lo malo y, por lo tanto, no se sienten malas. Al restar importancia a lo malo, también crean apenas un rasguño cuando se las agravia, y sus rasguños sanan rápido.

También hay personas que magnifican lo malo, que ven en el mundo más cosas malas y que sienten más tristeza y dolor. Ignoran lo bueno y, por lo tanto, ven menos cosas buenas. Al magnificar lo malo, experimentan profundas heridas y grandes cicatrices cuando se las ofende, y éstas tardan mucho tiempo en sanar.

¿Qué tipo de persona queremos ser?

¿Cómo queremos vivir?

Si nos aferramos a la indignación pensando que nos protege de futuros agravios, no es así. Tener seguridad y sentirnos invulnerables porque sabemos cuál es nuestro valor es algo que no puede minimizarse y que no cambia, y esa es nuestra mejor protección.

Hay que seguir trabajando en eso. Podemos hacerlo. Cecilia Beltramo is a Uruguayan translator, journalist and borzoi breeder living and working in Buenos Aires, Argentina, for several years now for both local and international media. You can contact her via email at: ceciliabeltramosalaverria@gmail.c

Most recent News stories

Kim Giles

    STAY IN THE KNOW

    Get informative articles and interesting stories delivered to your inbox weekly. Subscribe to the KSL.com Trending 5.
    By subscribing, you acknowledge and agree to KSL.com's Terms of Use and Privacy Policy.

    KSL Weather Forecast