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En lo que se refiere a la moralidad de las conductas sexuales, los mileniales tienen más preguntas que respuestas.
¿Qué edad tienen las personas involucradas? ¿Por qué no planean casarse? ¿Cómo quedó embarazada?
El impulso de los jóvenes actuales a averiguar más antes de emitir un juicio figura entre las conclusiones clave en un nuevo sondeo sobre los mileniales, la sexualidad y la salud reproductiva, publicado la semana pasada por el Public Religion Research Institute (PRRI). Los estadounidenses nacidos entre 1980 y 2000, a los que normalmente en los medios ya se califica de holgazanes, no-religiosos y subempleados, han recibido ahora otro apelativo de los científicos: indecisos en materia de ética sexual.
“Los mileniales prestan atención a los temas morales y los juzgan de manera independiente. No generalizan”, dijo Daniel Cox, director de investigación en el PRRI.
Por ejemplo, 28 por ciento de los encuestados dijeron que la moralidad de tener un hijo sin estar casados “depende de la situación”, en comparación con 27 por ciento que calificaron la práctica como “moralmente mal” y 40 por ciento que la consideraron “moralmente aceptable”, informó PRRI.
La única conducta sexual con el apoyo de la mayoría o el rechazo de la mayoría fue la utilización de un control de la natalidad artificial. Setenta y uno por ciento de los mileniales dicen que es aceptable, constató la encuesta.
Según expertos en salud sexual, la incomodidad que experimenta la generación del milenio a la hora de adoptar posiciones duras respecto del aborto, el sexo casual y conductas afines deriva probablemente de la forma en que fueron criados sus integrantes, de su diversidad y de su compromiso con los medios sociales. Es probable que los mileniales se resistan a condenar una práctica sexual porque pueden nombrar amigos o conocidos que la llevaron a cabo, vinculando una persona a la conducta en vez de una enseñanza religiosa o moral directa.
“En general, están igualmente confundidos en cuanto a los mensajes que les hemos transmitido durante su crecimiento sobre la diversidad, la inclusión y ser amables con todos”, dijo Kate Ott, profesora adjunta de ética sexual en la Escuela Universitaria de Teología Drew. “Se preguntan: ¿cómo digo que está realmente mal sin ofender a otro?”
La situación plantea un reto único para los educadores en salud sexual, para los líderes religiosos, los profesionales médicos y los diseñadores de las políticas, todos los cuales necesitan comprender el contexto de los mileniales para la adopción de decisiones morales si quieren influir sobre su punto de vista respecto de la sexualidad.
¿Quién son los mileniales?
PRRI dedicó especial atención a tres aspectos de la diversidad entre los mileniales: la raza, la religión y la política.
La diversidad racial y étnica es una de las características definitorias de la generación, según los científicos. PRRI señaló que 55 por ciento de los mileniales se identifican como blancos (no hispános), 21 por ciento como hispános, 13 por ciento como negros, 6 por ciento como isleños de Asia-Pacífico y 4 por ciento como de raza mixta. Comparativamente, entre los estadounidenses de 65 años en adelante, 82 por ciento son blancos.
En términos de religión, los mileniales se destacan notablemente por su falta de afiliación formal. Un tercio no declara ninguna pertenencia a un credo religioso, informó PRRI. Los siguientes grupos religiosos más grandes a los cuales adhieren los mileniales son Protestantes evangélicos blancos (11 por ciento), Protestantes de la línea principal bancos (10 por ciento) y Católicos Hispános (10 por ciento).
La generación también incluye un equilibrio singular de opiniones políticas. Según el PRRI “aproximadamente cantidades iguales de mileniales se identifican como conservadores (30 por ciento), moderados (30 por ciento) y progresistas (33 por ciento)”.
La capacidad para reconocer y respetar la diversidad de opiniones es una de las “características centrales de la generación”, dijo Cox. “Ven que las personas a su alrededor tienen una apariencia, actúan, sienten y piensan un poco diferente”.
Los mileniales y la moralidad
Probablemente como consecuencia de la diversidad de su generación en general y la diversidad de opiniones disponibles online sobre temas relacionados con la sexualidad, los mileniales a menudo prefieren analizar la situación de las personas que participan en una conducta sexual antes de juzgar su moralidad, en vez de atenerse a pautas éticas inamovibles, dijeron Cox y otros científicos del área de ética sexual.
“Piensan en los estilos de vida y las decisiones personales” cuando consideran la moralidad de determinadas conductas sexuales, dijo Tina Hoff, directora del programa de asociaciones con medios y comunicación para la salud de la Kaiser Family Foundation y panelista en la publicación de la encuesta PRRI. “Analizan estos temas en el contexto de las relaciones… antes que como conceptos blanco o negro”.
Esta afinidad con la “ética situacional” quedó ilustrada en el sondeo de PRRI. “De hecho, en siete conductas relacionadas con la sexualidad, no hubo temas que una mayoría calificara como moralmente malos en general”, según los científicos.
PRRI analizó las opiniones de los mileniales sobre las formas de control de la natalidad, la convivencia sin intención de casarse, tener un hijo fuera del matrimonio, el aborto, el sexo casual, el sexo gay o lésbico y el sexo entre dos personas menores de 18 años. La única conducta sexual respecto de la cual las respuestas “moralmente mal” (41 por ciento) superaron tanto la opinión “moralmente aceptable” (24 por ciento) como “depende de la situación” (29 por ciento) fue el sexo entre dos menores.
Probablemente existen vinculaciones interesantes entre la comodidad de los mileniales con las “zonas morales grises” y su crianza en la era de que “todos se llevan un trofeo por participar”, dijo Ott. En otras palabras, fueron criados para centrarse en la cooperación antes que en la separación.
Muchos mileniales consideran que “ser políticamente correcto significa que todos deben tener razón”, dijo. “Parecen decir ‘Cada uno cree lo que quiere creer y yo creeré lo que quiera creer, mientras haya espacio para ambos”.
Sin embargo, Ott agregó que no debe confundirse una resistencia a adoptar posturas éticas duras sobre temas de sexualidad con no tener fundamento moral. Los mileniales son una generación activa en lo que se refiere a las campañas sociales y políticas en las bases, dijo, señalando que parecen estar cómodos viviendo según sus propios valores sin atacar a otros.
Los mileniales y la salud sexual
Interrogar a los mileniales sobre temas de sexualidad y salud reproductiva ayuda a predecir cómo cambiará el paisaje político a medida que la generación vaya envejeciendo, dijo Cox. Señaló el caso de la contracepción, que siete de cada 10 mileniales consideran moralmente aceptable, según PRRI.
A diferencia de los estadounidenses de más edad, que siguen polemizando con vehemencia sobre los derechos de las mujeres a acceder al control de la natalidad y la inclusión de la cobertura para la contracepción en la cobertura de salud de una empresa, los mileniales parecen muy resueltos en cuanto a estos temas y dispuestos a volcarse a otros debates relacionados con la sexualidad, dijo.
La investigación también presenta las opiniones de los mileniales sobre la salud sexual más amplia, conclusiones que pueden resultar valiosas para organizaciones o líderes comunitarios que esperan atraer a los jóvenes a dialogar sobre temas de sexualidad, señalaron los panelistas en la publicación del sondeo de PRRI.
Por ejemplo, quienes esperan abordar la salud sexual de los mileniales pueden ver en el sondeo que los integrantes de la generación del milenio prefieren hablar del tema con profesionales médicos, amigos o en Internet antes que con líderes como pastores o docentes.
Cuarenta y cinco por ciento de los mileniales dijeron que consultan “a menudo” o “de vez en cuando” a sus médicos por la salud o las relaciones sexuales, en tanto 44 por ciento nombraron a sus amigos, 43 por ciento incluyeron en su lista de fuentes confiables a Internet y 30 por ciento dijeron que consultaban la información a sus padres, informó PRR. Sólo aproximadamente un 10 por ciento de los encuestados dijo que hablaba de la salud sexual con un líder religioso (11 por ciento) o un docente (10 por ciento).
Teniendo en cuenta la propensión de los jóvenes a pedir consejo a amigos o buscar indicaciones en Internet, las organizaciones de salud sexual deben ser creativas a la hora de compartir recursos, dijo Hoff.
“La calidad de la información (de los mileniales) depende de la fuente donde se obtenga”, dijo. “En tanto a algunos (la dependencia de amigos y de Internet) les parece negativa, yo la veo como una oportunidad. Es una forma de difundir información en forma más efectiva”.
Los médicos y otros profesionales de la salud también deben prestar atención a los hábitos de búsqueda de información de los mileniales, dijo Fred Wyand, director de comunicaciones de la Asociación de Salud Sexual de los Estados Unidos, señalando una encuesta de la Kaiser Family Foundation con resultados similares.
“Esta investigación destaca la importancia de que también los profesionales den su opinión”, dijo.
La organización de Wyand trabaja estrechamente con organizaciones de salud y padres para mejorar la forma en que cada grupo presenta la información importante sobre salud sexual. Los temas relacionados con la sexualidad suelen ser difíciles de abordar, y la nueva investigación de PRRI demuestra que los mileniales responden a esa torpeza eligiendo como recursos a los amigos y a Internet antes que a los padres u otros líderes de la comunidad, dijo.
Quienes quieran que los mileniales participen en diálogos sobre moralidad sexual o la seguridad de las diferentes conductas deben centrarse en ser abordables, dijo Wyand. “No importa si usted es padre, médico o un sitio Web, lo que necesita es dar la impresión” de estar ahí para ayudar.
Ott retomó la idea de Wyand en su exhortación a los líderes religiosos a pensar críticamente por qué sólo 11 por ciento de los mileniales dijeron que ellos eran una fuente confiable de información sobre salud sexual. Si los líderes religiosos esperan tener alguna influencia sobre la base moral de los mileniales en el área de la sexualidad, o por lo menos hablar del tema, deben centrarse en crear discusiones saludables en vez de limitarse a “condenar”, dijo.
“Los miembros del clero deben participar. Tienen que hablar sobre estos temas”, dijo Ott. Deben proponer un diálogo, no “respuestas normativas”. Email: kdallas@deseretnews.com; Twitter: @kelsey_dallas
