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¿Debo irme o quedarme? Cómo la fe agrega complejidad a la violencia doméstica

¿Debo irme o quedarme? Cómo la fe agrega complejidad a la violencia doméstica


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Cuando hace poco se lanzó #whyistayed en Twitter en respuesta a un debate nacional sobre la violencia doméstica en relación con un jugador profesional de fútbol que le pegó a su novia hasta dejarla inconsciente, las explicaciones de por qué las víctimas –en su mayor parte mujeres- permanecen en relaciones de maltrato abundaban en referencias a la religión.

La mujer que inició el torrente de #whyistayed en Twitter dijo que su tradición religiosa le decía que Dios odia el divorcio.

La fe puede ser una fuente de fortaleza u otra montaña que remontar para quienes tratan de determinar cómo huir de la violencia y honrar los principios de sus tradiciones religiosas, según la Rev. Dra. Marie Fortune.

Algunas víctimas dicen que se quedan con quien las maltrata debido a los votos matrimoniales o porque piensan que Dios no quiere que se vayan. Hablan de la santidad del matrimonio y los votos.

Fortune lo ve de otra manera. La pastora de la Iglesia Unida de Cristo, cuya organización, Faith Trust Institute, contribuye a capacitar a sacerdotes de múltiples credos para responder de forma apropiada a la violencia doméstica, considera que es el maltrato el que viola el matrimonio y su santidad.

Si uno de los cónyuges no se siente seguro, “no hay acuerdo”, dijo.

El mensaje de que ni Dios ni la comunidad de fe tolerarán el maltrato doméstico contribuirá a evitar la violencia en el hogar, señalaron Fortunes y otros.

Ayudar o poner obstáculos

El mayor debate sobre violencia doméstica en décadas comenzó al revelarse que el jugador de la Liga Nacional de Fútbol –NFL por la sigla en inglés- Ray Rice había golpeado este año en un ascensor hasta dejar inconsciente a la que entonces era su novia. Si bien una grabación del ataque llevó a los Baltimore Ravens a despedirlo y a la NFL a suspenderlo por tiempo indefinido, parte de la discusión online y de las publicaciones se concentraron en la víctima, Janay Palmer, que se había casado luego con Rice.

La pregunta era: ¿Por qué se quedó con él?

Eso produjo un verdadero diluvio de motivos por parte de víctimas de maltrato, muchas de las cuales estaban relacionadas con la espiritualidad.

“La fe puede ser una barrera para las víctimas si creen que Dios no aprueba el divorcio, si piensan que son responsables de mantener la paz en el hogar”, dijo Alyson Morse Katzman, directora asociada de Safe Havens Interfaith Partnerships Against Domestic Violence, que tiene sede en Boston.

“Como recurso, la fe podría ser lo único que le queda a la víctima. Es posible que el maltratador le haya quitado todo lo demás, y también es posible que el maltrato le haya quitado la fe.”

“Si preguntamos por qué ella se quedó, ¿por qué no preguntamos por qué lo hace él?” dijo Katzman. “¿Por qué golpea?” Katzman considera que es el golpeador el que debe ser juzgado.

Las comunidades de fe deben ser parte activa de la cura, empezando por la prevención, dijo. “Pueden proclamar con orgullo que no aprueban el maltrato doméstico, que no está bien en ningún tipo de relación.”

Sugiere que las organizaciones religiosas enseñen respeto a los niños, que coloquen posters en el baño y utilicen las clases de preparación para el matrimonio para detectar un posible maltrato y hasta falta de respeto. Los boletines de la iglesia pueden comprender líneas telefónicas para atender casos de violencia doméstica.

Deben recordar que “las terapias de pareja son una pérdida de tiempo o algo muy peligroso” en los casos de violencia doméstica, agregó. Las personas necesitan tratamiento por separado.

Irse es difícil

La vergüenza y el miedo se cuentan entre las razones por las cuales las víctimas de maltrato permanecen en relaciones o no buscan ayuda. Una mujer podría temer sufrir daños físicos emocionales, o que los sufran otros, dijo Kendra Wyckoff, directora ejecutiva de la Utah Domestic Violence Coalition. “El abuso no es responsabilidad de la víctima, sino que es el maltratador quien tiene la responsabilidad de cambiar esa conducta”, dijo.

La violencia abierta es sólo una pequeña parte de lo que soporta una persona maltratada. El patrón de comportamiento comprende aislamiento, denigración y más, todo lo cual apunta a dar el control al cónyuge maltratador. Es un proceso que desgasta a la víctima, como también lo hacen las dudas sobre cómo maneja la situación que plantean las personas ajenas a la relación, que no pueden entender por qué ella no se va, declaró Wyckoff.

Fortune dijo que una de las razones de la renuencia a irse podría ser el simple hecho de que ese es el momento más peligroso en una relación de maltrato y no resuelve el problema. Las organizaciones nacionales de prevención de la violencia doméstica dicen que el 70 por ciento de los asesinatos relacionados con violencia doméstica se producen una vez que la mujer se ha ido.

Pero el proceso de pensamiento de la víctima tiene más matices. “La víctima siente toda una serie de variables en lo que respecta a sobrevivir a esa relación, mantener un empleo, responsabilidades de los padres: todas las cosas que tendrá que combinar para sobrevivir”, dijo Fortune. “Por qué no se va no es la pregunta adecuada. Si pudiera, se iría. Son muchos los factores que la mantienen en ese lugar.”

¿Curable?

Los especialistas dicen que las parejas no suelen superar la violencia doméstica.

El clero tiende a querer mantener la unión de las familias, incluso de las familias que ya están destrozadas como consecuencia del maltrato. Pero la única forma en que una pareja puede recuperarse y mantener la unión, dijo Fortune, es que la víctima se sienta segura, que sus hijos estén seguros y que se haya hecho responsable al maltratador del daño que causó.

“Si pueden hacerlo, la gente puede tomar la decisión a partir de ahí”, señaló. “Todo el que dé, tanto a ella como a él, el mensaje de que la prioridad es permanecer en esa relación sólo agrava el daño.”

Katzman dijo que, a medida que se prolonga el tiempo en que se haya ejercido el maltrato, más difícil es cambiar “porque a esa persona el maltrato le ha funcionado. La violencia doméstica es una conducta aprendida, de modo que se supone que se la puede desaprender, pero no es fácil.”

Sacerdotes y terapeutas que trabajan directamente con maltratadores pueden ver la posibilidad de un cambio en algunos casos, declaró Fortune, que agregó que el maltratador debe hacerse responsable de lo que pasó y de ponerle fin.

La comunidad de fe, por su parte, debe contribuir a que se responsabilice al maltratador. “Perder un empleo o asistir a un programa de violencia doméstica no va a cambiar a una persona”, afirmó Fortune. “Pero si todos dicen que no está bien y la consecuencia es que el (el maltratador) lo pierde todo, la gente empezará a darse cuenta de que debe cambiar esa conducta.”

Según Wycoff, también es mucho lo que debe pasar en la comunidad legal. La justicia penal debe ser expeditiva. La policía y los fiscales tienen que estar bien capacitados y los jueces deben dictar condenas apropiadas. Debe hacerse responsable al victimario y no permitirse que se culpe a la víctima.

“Todos tenemos la responsabilidad de decir que no vamos a tolerar a quienes maltratan a sus parejas y que vamos a hacerlos responsables de eso”, dijo Wyckoff.

Lograr un cambio

La violencia doméstica se relaciona con el poder y el control, y comprende conductas de coerción y sutiles formas de maltrato, no sólo violencia, y la conducta tiende a repetirse a menos que haya una intervención efectiva, indicó Wyckoff. No es raro que una persona maltratadora lo sea en sucesivas relaciones.

Randy Flood, un psicólogo de Grand Rapids, Michigan, y uno de los autores de “Stop Hurting the Woman You Love: Breaking the Cycle of Abusive Behavior” (Deja de lastimar a la mujer que amas: Romper el círculo del maltrato), hace referencia a la “mascupatía”, ideas falsas sobre la masculinidad que contribuyen al maltrato doméstico.

Agregó que la persona maltratadora debe abordar la interrupción del ciclo tal como hace un alcohólico para dejar de beber. Tiene que ser un compromiso de por vida, ya que no es una cura sino un programa de mantenimiento día a día.

Kevin Nudd trabajó en el área de delitos violentos para la policía de West Valley, Utah, durante muchos años, en ese momento como investigador de la fiscalía, donde supervisó la libertad condicional de maltratadores domésticos de alto riesgo. En la actualidad es administrador en la Corte de Justicia. En el proceso, proporcionó capacitación en temas de violencia doméstica a organizaciones y líderes religiosos de todo el estado.

Vio cambiar a algunos, pero piensa que fueron más los golpeadores que no cambiaron.

Poner fin a la violencia doméstica exige que nadie se mantenga como espectador y que todos participen en la prevención, dijo. La gente que aprende sobre el tema se mostrará más dispuesta a llamar a alguien cuando vea casos de violencia doméstica en su vecindario.

Recursos en casos de violencia doméstica

Línea de Violencia Doméstica Nacional: 1-800-799-7233 (SAFE) o TTY 1-800-787-3224

Línea de Violencia Doméstica de Utah: 1-800-897-5465 (LINK)

Entre las organizaciones que proporcionan información y recursos se cuentan National Resource Center on Domestic Violence, Safe Havens Partnership Against Domestic Violence, FaithTrust Institute, The National Coalition Against Domestic Violence, y la National Network to End Domestic Violence. Cecilia Beltramo is a Uruguayan translator, journalist and borzoi breeder living and working in Buenos Aires, Argentina, for several years now for both local and international media. You can contact her via email at: ceciliabeltramosalaverria@gmail.c

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Lois M. Collins

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