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Muchos de nosotros queremos perder un poco de peso. Con las tentaciones de las Fiestas atrás y la temporada de trajes de baño delante, es el momento perfecto para bajar esos kilos que siguen ahí. Para la mayoría de los norteamericanos, prenderse a la última dieta parece una solución sensata. Después de todo, si hay tantos libros sobre dietas que hacen afirmaciones fabulosas, las dietas deben funcionar. ¿Verdad?
Bueno, tal vez no. Un estudio hecho por la UCLA en 2007 descubrió que al principio, los que hacen dietas perdían entre 5 y 10 por ciento de su peso con ellas, pero que casi todos volvían a engordar. Para colmo, después de cinco años, hasta dos tercios de los que habían adelgazado estaban más gordos que cuando habían comenzado a tratar de bajar de peso. No solamente las dietas resultaron ineficaces, sino que también alentaron a los que las hicieron a aumentar de peso en el largo plazo.
El peligro de las dietas
Como actualmente más de un tercio de los norteamericanos son considerados clínicamente obesos, las personas están buscando métodos para mejorar y preservar su salud de forma desesperada. Durante los últimos cuarenta años, nuestra reacción automática fue recomendar dietas restrictivas, y así y todo la obesidad sigue creciendo.
Hacer dieta es ignorar nuestra biología evolutiva – que favorece comer más en momentos de abundancia para acumular para las épocas de hambre. Sin embargo, en nuestra cultura abundante, muchos de los que viven en países desarrollados pasan toda su vida con más que suficiente comida. Esta condición, algo muy reciente en la historia de la humanidad, hace estragos con nuestros “puntos fijos”, los pesos ideales de nuestro cuerpo según nuestro tipo de anatomía. Nuestros cerebros controlan esta franja de pesos ideales para cada cuerpo, y la dieta actúa contra el sistema natural del cerebro para equilibrar el peso.
Además, lo que comemos ahora está lleno de productos químicos diseñados para aumentar nuestros antojos. Asumiendo el riesgo de caer en teorías conspirativas, la comida moderna nos hace engordar y nos deja gordos. Una dieta no hace nada para eliminar el ansia por comer, y algunas dietas hasta alientan la ingesta de “alimentos dietéticos” procesados, lo que continúa el ciclo de dependencia de este tipo de comida.
Aléjate del rebaño
Antes de anotarte en la próxima dieta de moda, tómate un momento para considerar cómo afectará tu salud en el largo plazo. ¿Se trata del método para comer de forma sustentable por el resto de tu vida? Si no es así, entonces no te puede ayudar a mantener tu peso bajo para toda la vida. La única forma de mantenerte sano a largo plazo es hacer cambios sustentables en tu estilo de vida.
Si bien suena tentador adelgazar mucho rápidamente, necesitamos entender el sobrepeso y la obesidad como parte de algo mayor. Es lindo que te queden bien pantalones un talle más chicos o ver un número menor al pesarse en la balanza, pero piensa en los beneficios con mayores consecuencias para la salud que aportan los cambios en tu estilo de vida. El sobrepeso está asociado a enfermedades cardíacas, diabetes e infartos. Hay más en juego que tus medidas: tu vida entera.
Una mejor forma
Hay varias formas de mejorar tu salud, y no incluyen seguir una dieta restrictiva. Es hora de volver a la comida de verdad – frutas, vegetales, proteínas sin grasas y cereales integrales. Como dijo el periodista sobre alimentación Michael Pollen, “si salió de una planta, cómelo; si fue hecho en una planta, no”. Hacer que tu familia adopte una dieta con más alimentos integrales es una forma de transformar tu relación con la comida y cambiar la cultura alimenticia de tu familia. Este tipo de transformación es sustentable para toda la vida, y mejorará tu salud durante la tuya.
Debes disfrutar la comida, no temerle o abusar de ella. Hacer dieta es una forma más que tiene la sociedad de hacer que le temamos a comer, pero lo que tú escojas comer cada día es la herramientas más poderosa que tienes para crear un estilo de vida más saludable. Controla tus hábitos alimenticios hoy, y busca formas de hacer cambios permanentes en la forma en que comes. Heather Hale es parte de la cuarta generación de montaneses de su familia y madre de tres niños locos. Ella escribe sobre criar hijos y el matrimonio con su marido, Darreck Hale, en thesecretlifeofparents.com.
